Talált 539 Eredmények: maná del cielo

  • Moisés dijo a Aarón: «Toma un tiesto y échale una medida de maná; la depositarás ante la presencia de Yavé y la conservarás para los descendientes de ustedes.» (Exodo 16, 33)

  • Los hijos de Israel comieron maná durante cuarenta años, hasta que llegaron a una tierra poblada; (Exodo 16, 35)

  • comieron el maná hasta que llegaron a la tierra de Canaán. (Exodo 16, 36)

  • No te harás estatua ni imagen alguna de lo que hay arriba, en el cielo, abajo, en la tierra, y en las aguas debajo de la tierra. (Exodo 20, 4)

  • Pues en seis días Yavé hizo el cielo y la tierra, el mar y cuanto hay en ellos, y el séptimo día descansó. Por eso bendijo el Sábado y lo hizo sagrado. (Exodo 20, 11)

  • Yavé habló a Moisés: «Esto dirás a los hijos de Israel: ya han visto cómo yo les he hablado desde el cielo. (Exodo 20, 22)

  • Contemplaron al Dios de Israel. Debajo de sus pies había algo parecido a un pavimento de zafiro transparente y tan esplendoroso como el mismo cielo. (Exodo 24, 10)

  • Acuérdate de tus servidores Abrahán, Isaac y Jacob, y de las promesas que les hiciste. Pues juraste por tu propio Nombre: "Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu raza la tierra que te prometí, para que sea de ellos para siempre".» (Exodo 32, 13)

  • Pero no subiré con ustedes a esa tierra que mana leche y miel, no sea que los destruya en el camino, por ser un pueblo rebelde.» (Exodo 33, 3)

  • Por esto les he dicho a ustedes: Poseerán su tierra; y soy quien se la doy, de manera que sea de ustedes esa tierra que mana leche y miel: yo soy Yavé, el Dios de ustedes, que los ha separado de entre los pueblos. (Levítico 20, 24)

  • Quebrantaré su orgullosa fuerza; haré que el cielo sea de hierro para ustedes y la tierra de bronce. (Levítico 26, 19)

  • Ahora tenemos la gargante seca, y no hay nada, absolutamente nada más que ese maná en el horizonte! (Números 11, 6)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina