Talált 238 Eredmények: libro abierto

  • se encontrarán unos con otros. Abran el libro de Yavé y lean, ¡ven que no falta ninguno! Así es, pues su misma boca lo ha ordenado y su soplo los ha juntado. (Isaías 34, 16)

  • El Señor Yavé me ha abierto los oídos y yo no me resistí ni me eché atrás. (Isaías 50, 5)

  • Haré que se ejecute con este país todo cuanto he pronunciado en su contra, todo lo que está escrito en este libro. (Jeremías 25, 13)

  • Estas son las palabras de Yavé, Dios de Israel: Escribe todo lo que te he comunicado en un libro, (Jeremías 30, 2)

  • Y Baruc, hijo de Nerías, hizo lo que le ordenó Jeremías, o sea, leer este libro en la Casa de Yavé. (Jeremías 36, 8)

  • Entonces Baruc leyó a todo el pueblo las palabras de Yavé contenidas en el libro, a la entrada de la Puerta Nueva de la Casa de Yavé, en la habitación de Guemarías, hijo de Safán. (Jeremías 36, 10)

  • Entonces los ministros enviaron a Judí, hijo de Natanías, a decir a Baruc: «Toma el rollo que has leído y ven.» Baruc tomó el libro y fue donde ellos. (Jeremías 36, 14)

  • Baruc les respondió: «Jeremías me dictaba las palabras y yo las escribía con tinta en el libro.» (Jeremías 36, 18)

  • Después fueron al patio donde estaba el rey, dejando el libro en la oficina del secretario Elisama, y contaron al rey todo lo que pasaba. (Jeremías 36, 20)

  • El, entonces, mandó a Judí a buscar el libro. Este lo trajo y lo leyó al rey y a los ministros que estaban a su lado. (Jeremías 36, 21)

  • Tomó, pues, Jeremías otro papel enrollado y se lo entregó a Baruc hijo de Nerías, el secretario, y le dictó para que anotara todas las cosas que contenía el libro quemado por Joaquim, rey de Judá. Y añadió, además, muchas otras cosas del mismo estilo. (Jeremías 36, 32)

  • Estas fueron las palabras que el profeta Jeremías le dirigió a Baruc, hijo de Nerías, cuando éste copiaba en un libro todo lo que le iba dictando Jeremías, el año cuarto del reinado de Joaquim, hijo de Josías, rey de Judá. (Jeremías 45, 1)


“Pode-se manter a paz de espírito mesmo no meio das tempestades da vida”. São Padre Pio de Pietrelcina