Talált 1353 Eredmények: guerra contra los santos

  • pues oigo alabar el amor y la fe que te animan, tanto hacia el Señor como en beneficio de los santos. (Carta a Filemon 1, 5)

  • Hermanos santos, que gozan de una vocación sobrenatural, fíjense en Jesús, el apóstol y sumo sacerdote de nuestra fe; (Carta a los Hebreos 3, 1)

  • Dios no es injusto para olvidar lo que han hecho y cómo han ayudado y todavía ayudan a los santos por amor de su Nombre. (Carta a los Hebreos 6, 10)

  • apagaron la violencia del fuego, escaparon del filo de la espada, sanaron de enfermedades, se mostraron valientes en la guerra y rechazaron a los invasores extranjeros. (Carta a los Hebreos 11, 34)

  • Saluden a todos sus dirigentes y a todos los santos hermanos nuestros. Los de Italia los saludan. (Carta a los Hebreos 13, 24)

  • ¿De dónde proceden esas guerras y esas riñas entre ustedes? De aquí abajo, por supuesto; son el fruto de las codicias, que hacen la guerra dentro de ustedes mismos. (Carta de Santiago 4, 1)

  • Hermanos, no se critiquen unos a otros. El que habla mal de un hermano o se hace su juez, habla contra la Ley y se hace juez de la Ley. Pero a ti, que juzgas a la Ley, ¿te corresponde juzgar a la Ley o cumplirla? (Carta de Santiago 4, 11)

  • su oro y su plata se han oxidado. El óxido se levanta como acusador contra ustedes y como un fuego les devora las carnes. ¿Cómo han atesorado, si ya eran los últimos tiempos? (Carta de Santiago 5, 3)

  • Si es santo el que los llamó, también ustedes han de ser santos en toda su conducta, (1º Carta de Pedro 1, 15)

  • según dice la Escritura: Serán santos, porque yo soy santo. (1º Carta de Pedro 1, 16)

  • Amados hermanos, por ser aquí extranjeros y forasteros, les ruego que se abstengan de los deseos carnales que hacen la guerra al alma. (1º Carta de Pedro 2, 11)

  • Acuérdense de las palabras dichas en el pasado por los santos profetas y del aviso de sus apóstoles, que era el del Señor y Salvador. (2º Carta de Pedro 3, 2)


“Apóie-se, como faz Nossa Senhora, à cruz de Jesus e nunca lhe faltará conforto”. São Padre Pio de Pietrelcina