Talált 658 Eredmények: familia de Aarón
Casa de Israel, bendigan al Señor, casa de Aarón, bendigan al Señor, (Salmos 135, 19)
En aquellos días, Matatías, hijo de Juan, sacerdote de la familia de Jarib, abandonó Jerusalén y fue a establecerse en Modín. (1 Macabeos 2, 1)
Dejó, pues, a Lisias, hombre noble y de familia real, encargado de los asuntos del gobierno desde el río Eufrates hasta la frontera de Egipto, (1 Macabeos 3, 32)
Y decían: «Un hombre de la descendencia de Aarón ha venido con el ejército; sin duda, se portará lealmente con nosotros.» (1 Macabeos 7, 14)
Allí reunió al pueblo y lo animó con este discurso: «Todos conocen lo que yo, mis hermanos y la familia de mi padre hemos hecho por las leyes y el Templo; como también, las guerras y las angustias que hemos soportado. (1 Macabeos 13, 3)
Pues tanto él como sus hermanos y la familia de sus padres han animado la resistencia, han combatido a los enemigos de Israel y le han devuelto la libertad. Grabaron el texto en tablas de bronce y lo colgaron en las columnas del monte Sión. (1 Macabeos 14, 26)
En las frecuentes guerras libradas en nuestro país, Simón, hijo de Matatías, sacerdote de la familia de Joarib, y sus hermanos, han arriesgado sus vidas y se han levantado contra los enemigos de su nación para mantener el Templo y la Ley, conquistando gloria eterna para su nación. (1 Macabeos 14, 29)
Entonces Simón llamó a sus hijos mayores, Juan y Judas, y les dijo: «Yo, mis hermanos y familia de mi padre, hemos luchado desde nuestra juventud hasta hoy contra los enemigos de Israel y, gracias a nosotros, se consiguió muchas veces liberar a Israel. (1 Macabeos 16, 2)
Imagínese a un padre afligido por la muerte prematura de su hijo; manda hacer una imagen de él, y luego honra como dios al que no era más que un difunto. Transmite a su familia ritos y ceremonias, (Sabiduría 14, 15)
Escucha, Señor, la oración de tus servidores, escucha a tus sacerdotes cuando dan a tu pueblo la bendición de Aarón. (Sirácides (Eclesiástico) 36, 16)
Dios elevó y consagró igual que a él a su hermano Aarón, de la tribu de Leví. (Sirácides (Eclesiástico) 45, 6)
Moisés en persona lo consagró: Aarón recibió de él la unción con el aceite santo; así fue como recibió ese privilegio para siempre, no sólo él sino también sus descendientes, y esto mientras duren los cielos, llevarán a cabo el servicio litúrgico. Serán sacerdotes y darán al pueblo de Dios la bendición en su nombre. (Sirácides (Eclesiástico) 45, 15)