Talált 80 Eredmények: dejado
pero Ana no subió, sino que dijo a su marido: «No iré hasta que el niño haya dejado de mamar. Entonces lo llevaré para presentarlo a Yavé, y se quedará allí para siempre.» (1 Samuel 1, 22)
Luego de un rudo combate, los israelitas fueron derrotados, dejando muertos en el campo de batalla alrededor de cuatro mil hombres. Volvió el ejército al campamento, y los jefes de Israel se preguntaban por qué Yavé había dejado que fueran derrotados por los filisteos. Y se dijeron: «Vamos a Silo a buscar el Arca de nuestro Dios. Así estará ella con nosotros y nos salvará de nuestros enemigos.» (1 Samuel 4, 3)
Pero Samuel le dijo: «Así como tu espada ha dejado sin hijos a tantas madres, así tu madre será madre sin hijos.» Y Samuel degolló a Agag delante de Yavé en Guilgal. (1 Samuel 15, 33)
Saúl dijo a Micol: «¿Por qué me has engañado y has dejado escapar a mi enemigo?» Ella respondió: «Porque él me dijo: Déjame irme o te mato.» (1 Samuel 19, 17)
Cuando David llegó a donde había dejado a los doscientos hombres, éstos salieron a su encuentro. David se acercó y los saludó preguntándoles si todo estaba bien. (1 Samuel 30, 21)
Joab respondió: «Vive Yavé, que si no hubieras hablado, mi gente no habría dejado hasta mañana de perseguir cada uno a su hermano.» (2 Samuel 2, 27)
Cuando llegaron Joab y sus hombres, le dijeron a Joab que Abner había visitado al rey y que éste, después de recibirlo, lo había dejado ir en paz. (2 Samuel 3, 23)
David entró en su casa, en Jerusalén; tomó a las diez concubinas que había dejado para cuidar la casa y las puso bajo vigilancia. Se preocupó de su mantenimiento, pero ya no se acercó a ellas y permanecieron encerradas como viudas hasta el día de su muerte. (2 Samuel 20, 3)
mientras que tú te has portado peor que los anteriores reyes. Me has hecho enojar haciéndote otros dioses, dioses que no son más que estatuas; y a mí me has dejado tirado. (1 Reyes 14, 9)
Le dijo, pues: «Porque no has obedecido a Yavé, un león te matará en cuanto me hayas dejado.» Y así pasó: un león le sorprendió y lo mató. (1 Reyes 20, 36)
Al instante el hombre se quitó el pañuelo de la cara, y el rey de Israel lo reconoció como uno de los profetas. El dijo al rey: «Así dice Yavé: Porque has dejado escapar a un hombre que yo destinaba a la muerte, tu vida pagará por la suya y tu pueblo por su pueblo.» El rey volvió a su casa, en Samaria, triste y enojado. (1 Reyes 20, 41)
y le dijeron: «Aquí hay entre nosotros cincuenta hombres valientes. Deja que vayan en busca de Elías, no sea que el espíritu de Yavé lo haya dejado en alguna montaña o valle.» El les dijo: «No manden a nadie.» (2 Reyes 2, 16)