Talált 2750 Eredmények: construir casa sobre arena

  • Al que venza y se mantenga en mis caminos hasta el fin, le daré poder sobre las naciones, (Apocalipsis 2, 26)

  • Has guardado mis palabras, que ponen a prueba la constancia, pues yo te protegeré en la hora de la prueba que va a venir sobre el mundo entero y que probará a los habitantes de la tierra. (Apocalipsis 3, 10)

  • Mira que estoy a la puerta y llamo: si alguno escucha mi voz y me abre, entraré en su casa y comeré con él y él conmigo. (Apocalipsis 3, 20)

  • Los hiciste reino y sacerdotes para nuestro Dios, y reinarán sobre la tierra. (Apocalipsis 5, 10)

  • y decían: «Caigan sobre nosotros, cerros y rocas, y ocúltennos del que se sienta en el trono y de la cólera del Cordero, (Apocalipsis 6, 16)

  • Después de esto vi cuatro ángeles de pie en las cuatro esquinas de la tierra, que sujetaban a los cuatro vientos de la tierra para que no soplaran sobre la tierra ni sobre el mar ni sobre los árboles. (Apocalipsis 7, 1)

  • Por eso están ante el trono de Dios y le sirven día y noche en su templo; el que está sentado en el trono extenderá su tienda sobre ellos; (Apocalipsis 7, 15)

  • Después, el ángel tomó su incensario, lo llenó con brasas del altar y las arrojó sobre la tierra: hubo tremendos truenos, relámpagos y terremotos. (Apocalipsis 8, 5)

  • Tocó el primero, y se produjo granizo y fuego mezclado con sangre, que fueron lanzados sobre la tierra: se quemó la tercera parte de la tierra, la tercera parte de los árboles ardió y toda la hierba verde se abrasó. (Apocalipsis 8, 7)

  • Tocó el tercer ángel su trompeta, y una estrella grande, que parecía un globo de fuego, cayó del cielo sobre la tercera parte de los ríos y de los manantiales de agua. (Apocalipsis 8, 10)

  • En la mano tenía un librito abierto. Colocó el pie derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra (Apocalipsis 10, 2)

  • Entonces el ángel que había visto de pie sobre el mar y la tierra levantó su mano derecha al cielo (Apocalipsis 10, 5)


“No juízo final daremos contas a Deus até de uma palavra inútil que tenhamos dito.” São Padre Pio de Pietrelcina