Talált 3025 Eredmények: ciudad del Señor

  • En ese momento se produjo un violento terremoto y se derrumbó la décima parte de la ciudad, pereciendo en el cataclismo siete mil personas. Los supervivientes se llenaron de espanto y reconocieron al Dios del cielo. (Apocalipsis 11, 13)

  • diciendo: Te damos gracias, Señor Dios, Todopoderoso, el que eres y que eras, porque has empezado a reinar, valiéndote de tu poder invencible. (Apocalipsis 11, 17)

  • Entonces oí una voz que decía desde el cielo: «Escribe esto: Felices desde ahora los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, que descansen de sus fatigas, pues sus obras los acompañan.» (Apocalipsis 14, 13)

  • Las uvas fueron exprimidas fuera de la ciudad, y del lagar brotó tanta sangre que llegó hasta la altura de los frenos de los caballos, en una extensión de mil seiscientos estadios. (Apocalipsis 14, 20)

  • Estos cantan el cántico de Moisés, servidor de Dios, y el cántico del Cordero: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios, Todopoderoso. Justicia y verdad guían tus pasos, oh Rey de las naciones. (Apocalipsis 15, 3)

  • ¿Quién no dará honor y gloria a tu Nombre, oh Señor? Tú solo eres santo, y todas las naciones vendrán y se postrarán ante ti, porque tus fallos se han dado a conocer. (Apocalipsis 15, 4)

  • Entonces oí otro grito que venía del altar: «Sí, Señor y Dios, Todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos.» (Apocalipsis 16, 7)

  • La Gran Ciudad se abrió en tres partes y las ciudades de las naciones se desplomaron. Acababan de acordarse ante Dios de la Gran Babilonia y le iban a pasar la copa del vino puro de su ira. (Apocalipsis 16, 19)

  • Harán la guerra al Cordero, pero el Cordero los vencerá, porque es Señor de señores y Rey de reyes, y con él vencerán los suyos, los llamados y elegidos y que se mantienen fieles.» (Apocalipsis 17, 14)

  • Esa mujer que has visto es la Gran Ciudad, la que reina sobre los reyes del mundo entero.» (Apocalipsis 17, 18)

  • Por eso, y en un solo día, caerán sobre ella sus plagas: muerte, lamentos y hambre, y quedará consumida por el fuego; pues poderoso es su juez, que es Dios, el Señor.» (Apocalipsis 18, 8)

  • Se detendrán a distancia aterrados ante su suplicio y exclamarán: «¡Ay, ay de la gran Ciudad! ¡Babilonia, ciudad poderosa, que en una hora te arrasó el juicio!» (Apocalipsis 18, 10)


“Se você fala das próprias virtudes para se exibir ou para vã ostentação perde todo o mérito.” São Padre Pio de Pietrelcina