Talált 9 Eredmények: adivinanza

  • Sansón les dijo: «Les voy a proponer una adivinanza. Si me dan la solución dentro de los siete días de la fiesta y aciertan, yo daré treinta túnicas y treinta mudas. (Jueces 14, 12)

  • Si no pueden darme la solución, ustedes me darán treinta túnicas y treinta mudas.» Ellos respondieron «Di no más tu adivinanza; te escuchamos.» (Jueces 14, 13)

  • Les dijo: «Del que come salió la comida, y del fuerte salió la dulzura.» Después de tres días no habían acertado la adivinanza. (Jueces 14, 14)

  • El día cuarto dijeron a la esposa de Sansón: «Convence a tu marido para que nos explique la adivinanza. Si no, te quemaremos a ti y a la familia de tu padre; ¿o es que nos han invitado para robarnos?» (Jueces 14, 15)

  • La mujer de Sansón se puso a llorar echándose encima de él y le dijo: «No me quieres, ni me amas, has propuesto una adivinanza a los jóvenes de mi pueblo, y a mí no me la has explicado.» El le respondió: «No se la he explicado a mis padres ¿y te la explicaré a ti?» (Jueces 14, 16)

  • El séptimo día, antes de que entrara al departamento de los esposos, la gente de la ciudad dijo a Sansón: «¿Qué hay más dulce que la miel y qué más fuerte que el león?» El les respondió: «Si no hubieran arado con mi novilla, no habrían acertado mi adivinanza.» (Jueces 14, 18)

  • Luego el espíritu de Yavé lo tomó: bajó a Ascalón y mató allí a treinta hombres. Tomó sus despojos y entregó las mudas a los que habían acertado la adivinanza; luego, muy enojado, subió a la casa de su padre. (Jueces 14, 19)

  • Sacrificaron a sus hijos e hijas por el fuego, practicaron la adivinanza y la magia, y se prestaron a hacer lo malo a los ojos de Yavé, provocando su ira. (2 Reyes 17, 17)

  • y sacrificó a sus hijos por el fuego en el valle de Ben-Hinom; practicó la adivinanza, la magia y la hechicería, estableció espiritistas y adivinos, haciendo mucho mal a los ojos de Yavé y provocando su cólera. (2 Crónicas 33, 6)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina