Talált 101 Eredmények: Razón
Los israelitas volvieron a portarse mal con Yavé, y él fortaleció a Eglón, rey de Moab, para que los atacara; la razón fue solamente porque se portaban mal con Yavé. (Jueces 3, 12)
Los dirigentes le contestaron: «Por esta razón precisamente venimos a buscarte y queremos hacerte nuestro jefe y el de todo Galaad, con tal de que pelees con los amonitas.» (Jueces 11, 8)
Saúl dijo a su muchacho: «Tienes razón; vamos.» Y se fueron a la ciudad donde vivía el hombre de Dios. (1 Samuel 9, 10)
Durante toda la vida de Saúl hubo una guerra muy dura contra los filisteos. Por esta razón, cuando Saúl tenía noticias de algún hombre robusto y valiente, lo incorporaba a su ejército. (1 Samuel 14, 52)
Entonces David les hizo creer que había perdido la razón y se portaba como un loco: hacía como que tocaba el tambor en las puertas y dejaba que le corriera la saliva por la barba. (1 Samuel 21, 14)
Nadie puede darles la razón a ustedes, en este caso. En la repartición tendrán igual parte los que combaten y los que cuidan el equipaje. Compartirán juntos.» (1 Samuel 30, 24)
entonces, con mayor razón, dará también la respuesta que pueda traernos la paz. Pues él es como el ángel de Dios para comprender el bien y el mal. Que Yavé, tu Dios, sea contigo.» (2 Samuel 14, 17)
Y David dijo a Abisaí y a sus servidores: «Si mi propio hijo quiere matarme, con mayor razón este hombre de la tribu de Saúl. Déjenlo que me maldiga si Yavé se lo ha mandado. (2 Samuel 16, 11)
Yavé incitó además contra Salomón a Razón, hijo de Elyadá, que había huido de la casa de su señor Hadadezer, rey de Soba; (1 Reyes 11, 23)
Este fue el pecado de Jeroboam y de sus sucesores, la razón por la cual fueron exterminados, desapareciendo de la superficie de la tierra. (1 Reyes 13, 34)
Joab, hijo de Sarvia, comenzó a hacer el censo, pero no lo acabó porque esto hizo enojar a Yavé, quien descargó su cólera sobre Israel; por esta razón el número de los que fueron contados no fue incluido en el Libro de las Crónicas del rey David. (1 Crónicas 27, 24)
Cuando Yavé vio que se habían humillado, dirigió nuevamente su palabra a Semaías: «Ustedes se han humillado y por esta razón no los destruiré, sino que dentro de poco les daré la salvación y no derramaré mi cólera sobre Jerusalén por mano de Sosaq. (2 Crónicas 12, 7)