Talált 565 Eredmények: Muerte de Agag

  • Y añadió: «Sólo Yavé puede quitarle la vida, sea que llegue el día de su muerte natural, sea que muera en alguna batalla. (1 Samuel 26, 10)

  • Por la vida de Yavé, merecen la muerte todos ustedes, que no han cuidado a su señor, el ungido de Yavé. ¿Dónde está la lanza del rey y el jarro de agua que había junto a su cabecera?» (1 Samuel 26, 16)

  • Pero la mujer respondió: «Bien sabes que por mandato de Saúl han sido expulsados del país todos los hechiceros y adivinos. ¿Para qué me tientas y me expones a la muerte?» (1 Samuel 28, 9)

  • Los filisteos persiguieron a Saúl y a sus hijos y dieron muerte a Jonatán, a Abinadab y a Malquisúa, hijos de Saúl. (1 Samuel 31, 2)

  • Después de la muerte de Saúl, David volvió de su campaña victoriosa contra los amalecitas. Llevaba ya dos días en Siquelag cuando, (2 Samuel 1, 1)

  • Tú solo cargarás con la responsabilidad de tu propia muerte.» Y, llamando a uno de los jóvenes, le ordenó: «Acércate y mátalo. » Este lo mató de un solo golpe. (2 Samuel 1, 16)

  • Saúl y Jonatán, amables y queridos. Fueron inseparables en vida y en la muerte. Eran más ligeros que águilas, más fuertes que leones. (2 Samuel 1, 23)

  • ¿Cómo cayeron los héroes en medio del combate? ¿Cómo Jonatán fue herido de muerte en esas cumbres? (2 Samuel 1, 25)

  • Los servidores de David, por su parte, habían dado muerte a trescientos sesenta hombres de la tribu de Benjamín y de los de Abner. (2 Samuel 2, 31)

  • Luego David mandó a decir a Isbaal, hijo de Saúl: «Devuélveme a mi esposa Micol, que adquirí por la muerte de cien filisteos.» (2 Samuel 3, 14)

  • Abner, entonces, volvió a Hebrón. A la entrada de la ciudad, Joab lo llevó aparte, como para hablarle confidencialmente, y allí lo hirió mortalmente en el estómago, para vengar así la muerte de su hermano Asael. (2 Samuel 3, 27)

  • Que el castigo por la muerte de Abner caiga sobre Joab y su descendencia. Que nunca falte entre ellos quien sufra de hemorragia o de lepra, o que se apoye en un bastón, o alguien que caiga bajo la espada o no tenga qué comer.» (2 Samuel 3, 29)


“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.” São Padre Pio de Pietrelcina