Talált 264 Eredmények: Libro sagrado

  • En cuanto entren a la ciudad, búsquenlo pronto antes que suba al santuario, pues hoy habrá allí un banquete sagrado y todo el mundo lo está esperando para que bendiga el sacrificio y luego puedan sentarse a la mesa los invitados. Vayan en seguida y al momento lo encontrarán.» (1 Samuel 9, 13)

  • Samuel dio a conocer al pueblo los derechos y deberes de los reyes y los escribió en un libro que guardó delante de Yavé. (1 Samuel 10, 25)

  • Entonces Yavé envió a Jerubaal, a Barac, a Jefté y a Samuel y los libró del cerco de sus enemigos y vivieron seguros. (1 Samuel 12, 11)

  • Hizo grandes hazañas, venció a los amalecitas y libró a Israel de los que lo saqueaban. (1 Samuel 14, 48)

  • Entonces el sacerdote le dio el pan sagrado, porque no había allí otro pan. Era el pan que se ofrece y se deja en presencia de Yavé, en su santuario. El sábado anterior lo habían retirado para reemplazarlo por pan caliente. (1 Samuel 21, 7)

  • Se apoderó de sus ganados y libró a los habitantes. (1 Samuel 23, 6)

  • y ordenó enseñarlo a los hijos de Judá (es el canto del Arco y está escrito en el libro del Justo): (2 Samuel 1, 18)

  • En ese momento llegó el otro mensajero, el cusita, diciendo: «Oh mi rey, ¡buenas noticias! Yavé te hizo justicia y te libró de todos tus enemigos.» (2 Samuel 18, 31)

  • En todas las tribus de Israel se escuchaba la misma queja: «El rey nos libró de nuestros enemigos, nos salvó de los filisteos y ahora tuvo que huir lejos de Absalón. (2 Samuel 19, 10)

  • David dirigió a Yavé las palabras de este cántico cuando éste lo libró de Saúl y de todos sus enemigos. Dijo: (2 Samuel 22, 1)

  • «Te juro por la vida de Yavé, que me libró de todas mis penurias, (1 Reyes 1, 29)

  • El resto de los hechos de Salomón, todo lo que hizo y su sabiduría, está escrito en el libro de los «Hechos de Salomón». (1 Reyes 11, 41)


“Quando a videira se separa da estaca que a sustenta, cai, e ao ficar na terra apodrece com todos os cachos que possui. Alerta, portanto, o demônio não dorme!” São Padre Pio de Pietrelcina