Talált 35 Eredmények: Imperio

  • A ti, ¡oh, rey!, el más poderoso entre todos los reyes, Dios te ha dado el reino, el imperio, el poder y la gloria. Los hombres, los animales y los pájaros, dondequiera que habiten, los ha puesto Dios bajo tu mano. Dios te ha hecho su soberano y, por eso, la cabeza de oro eres tú. (Daniel 2, 38)

  • ¡Qué grandes son sus prodigios, qué poderosos sus milagros! Su reino es un reino eterno, su imperio abarca a todas las generaciones. (Daniel 3, 100)

  • este árbol eres tú, oh rey, cuyo poder ha crecido llegando hasta el cielo y cuyo imperio se extiende hasta los confines de la tierra (Daniel 4, 19)

  • Estas palabras estaban aún en la boca del rey, cuando bajó del cielo una voz ««Rey Nabucodonosor, a ti te hablo. Se te acabó el imperio (Daniel 4, 28)

  • Al cabo del tiempo fijado, yo, Nabucodonosor, levanté los ojos al cielo y la razón volvió a mí; entonces bendije al Altísimo ¡¡Alabado y glorificado el que vive eternamente, cuyo imperio es eterno, y cuyo reino durará por todas las generaciones (Daniel 4, 31)

  • «¡Paz abundante! Doy orden de que en todos los dominios de mi reino se tema y se respete al Dios de Daniel, porque él es el Dios vivo que existe eternamente, su reino no será destruido y su imperio durará hasta el fin. (Daniel 6, 27)

  • Pero llegará el juicio y se le quitará su imperio; será destruido, borrado totalmente. (Daniel 7, 26)

  • Pero allí se levantará un rey valeroso que dominará un gran imperio y obrará a su antojo. (Daniel 11, 3)

  • El rey del sur se hará poderoso; uno de sus jefes se hará fuerte contra él y tendrá un imperio mayor que el suyo. (Daniel 11, 5)

  • Por aquellos días salió un decreto del emperador Augusto, por el que se debía proceder a un censo en todo el imperio. (Evangelio según San Lucas 2, 1)

  • La bestia que vi se parecía a un leopardo, aunque sus patas eran como las de un oso y su boca como de un león. El dragón le entregó su poder y su trono con un imperio inmenso. (Apocalipsis 13, 2)


“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.” São Padre Pio de Pietrelcina