Proverbios, 11
31. El justo recibe lo que merece en esta tierra, y más todavía el malvado y el pecador.
31. El justo recibe lo que merece en esta tierra, y más todavía el malvado y el pecador.
El Capítulo 11 de Proverbios aborda temas relacionados con la justicia, la honestidad, la generosidad y la humildad. Señala que Dios bendice a quienes buscan hacer lo correcto, mientras que aquellos que actúan de una manera deshonesta y egoísta terminan dañándose. Los siguientes versos fueron elegidos por su relevancia para los temas tratados en este capítulo:
Salmo 37:21: "El malvado toma y no regresa, pero el justo es generoso y da". Este versículo destaca la importancia de la generosidad y la honestidad, prometiendo que aquellos que actúan con justicia y amabilidad serán recompensados.
Proverbios 16:5: "El Señor odia a todos los corazones arrogantes. Asegúrese de que no sean impune". Este versículo destaca la importancia de la humildad y la modestia, prometiendo que aquellos arrogantes y orgullosos eventualmente enfrentarán la consecuencia de sus acciones.
Proverbios 15:27: "El codicioso causa disputas en su hogar, pero aquellos que odian los regalos vivirán en paz". Este versículo destaca la importancia de priorizar relaciones saludables y amorosas, prometiendo que aquellos que son generosos y separados de los bienes materiales tendrán una vida más pacífica.
Proverbios 21:3: "Hacer lo que es justo y correcto es más aceptable para el Señor que ofrecer sacrificios". Este versículo destaca la importancia de colocar justicia y moralidad por encima de los rituales y ceremonias religiosas, enfatizando la importancia de la acción ética en nuestras vidas.
Salmo 101:6: "Mis ojos estarán sobre los fieles de la tierra, para que puedan habitar conmigo; el que camina de una manera perfecta me servirá". Este versículo destaca la importancia de la fidelidad e integridad en nuestras vidas, prometiendo que aquellos que siguen el camino de la perfección tendrán éxito y honrados por Dios.
“É necessário manter o coração aberto para o Céu e aguardar, de lá, o celeste orvalho.” São Padre Pio de Pietrelcina
