8. Escriban, pues, ahora a nombre mío lo que estimen más conveniente y pónganle el sello real», pues no podía ser anulado un documento escrito en nombre del rey y que llevara su sello.





“Tenhamos sempre horror ao pecado mortal e nunca deixemos de caminhar na estrada da santa eternidade.” São Padre Pio de Pietrelcina