Tobías, 11
9. Ana se echó al cuello de su hijo, exclamando: "Te he vuelto a ver, hijo mío; ahora ya puedo morir". Y lloraba.
9. Ana se echó al cuello de su hijo, exclamando: "Te he vuelto a ver, hijo mío; ahora ya puedo morir". Y lloraba.
“Agradeça sempre ao Pai eterno por sua infinita misericórdia”. São Padre Pio de Pietrelcina