Katolička Biblija
 

Hechos, 23

16. Pero el hijo de la hermana de Pablo, que tuvo conocimiento de la conjuración, se presentó, entró en la fortaleza y avisó a Pablo.

Stihovi vezani uz Hechos, 23:

El Capítulo 23 Hechos de los Apóstoles narra la continuación de la persecución sufrida por Pablo después de su predicación en Jerusalén. Aparece ante el Sanedrín y hace su defensa, pero es atacado por los saduceos y necesita ser protegido por los soldados romanos. Paul es transferido a Cesarea para protegerlo de los judíos que querían matarlo. A continuación hay cinco versos relacionados con los temas cubiertos en este capítulo:

Salmo 27:1: "El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién tendré miedo? Es el Señor el refugio de mi vida; ¿a quién temo?" Este salmo habla de confiar en el Señor en medio de tiempos difíciles y buscar refugio en él.

Salmo 31:15: "Mis tiempos están en tus manos; sácame de las manos de mis enemigos y los que me persiguen". Este versículo es un llamamiento a Dios para proteger al salmista de sus enemigos.

Proverbios 19:21: "Muchos son los planes en el corazón del hombre, pero prevalecerá el propósito del Señor". Este proverbio destaca la soberanía de Dios sobre los planes de los hombres y cómo puede transformar situaciones difíciles para cumplir su propósito.

Jeremías 1:8: "No les tengas miedo, porque estoy contigo para protegerte", dice el Señor. "Este es un mensaje del aliento de Dios a Jeremías, quien lo llamó como profeta en tiempos difíciles.

Romanos 8:28: "Sabemos que Dios actúa en todas las cosas por el bien de los que lo aman, de aquellos que fueron llamados de acuerdo con su propósito". Este versículo habla sobre cómo Dios puede usar todas las cosas, incluso las difíciles, para cumplir su propósito en nuestras vidas.





“Por que a tentação passada deixa na alma uma certa perturbação? perguntou um penitente a Padre Pio. Ele respondeu: “Você já presenciou um tremor de terra? Quando tudo estremece a sua volta, você também é sacudido; no entanto, não necessariamente fica enterrado nos destroços!” São Padre Pio de Pietrelcina