Santiago, 3

La Biblia de Jerusalén

1 No os hagáis maestros muchos de vosotros, hermanos míos, sabiendo que nosotros tendremos un juicio más servero,

2 pues todos caemos muchas veces. Si alguno no cae hablando, es un hombre perfecto, capaz de poner freno a todo su cuerpo.

3 Si ponemos a los caballos frenos en la boca para que nos obedezcan, dirigimos así todo su cuerpo.

4 Mirad también las naves: aunque sean grandes y vientos impetuosos las empujen, son dirigidas por un pequeño timón adonde la voluntad del piloto quiere.

5 Así también la lengua es un miembro pequeño y puede gloriarse de grandes cosas. Mirad qué pequeño fuego abrasa un bosque tan grande.

6 Y la lengua es fuego, es un mundo de iniquidad; la lengua, que es uno de nuestros miembros, contamina todo el cuerpo y, encendida por la gehenna, prende fuego a la rueda de la vida desde sus comienzos.

7 Toda clase de fieras, aves, reptiles y animales marinos pueden ser domados y de hecho han sido domados por el hombre;

8 en cambio ningún hombre ha podido domar la lengua; es un mal turbulento; está llena de veneno mortífero.

9 Con ella bendecimos al Señor y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, hechos a imagen de Dios;

10 de una misma boca proceden la bendición y la maldición. Esto, hermanos míos, no debe ser así.

11 ¿Acaso la fuente mana por el mismo caño agua dulce y amarga?

12 ¿Acaso, hermanos míos, puede la higuera producir aceitunas y la vid higos? Tampoco el agua salada puede producir agua dulce.

13 ¿Hay entre vosotros quien tenga sabiduría o experiencia? Que muestre por su buena conducta las obras hechas con la dulzura de la sabiduría.

14 Pero si tenéis en vuestro corazón amarga envidia y espíritu de contienda, no os jactéis ni mintáis contra la verdad.

15 Tal sabiduría no desciende de lo alto, sino que es terrena, natural, demoníaca.

16 Pues donde existen envidias y espíritu de contienda, allí hay desconcierto y toda clase de maldad.

17 En cambio la sabiduría que viene de lo alto es, en primer lugar, pura, además pacífica, complaciente, dócil, llena de compasión y buenos frutos, imparcial, sin hipocresía.

18 Frutos de justicia se siembran en la paz para los que procuran la paz.




Versículos relacionados com Santiago, 3:

El Capítulo 3 del libro de St. James aborda el tema del control del idioma, advertencia del poder destructivo que puede tener. El capítulo resalta la importancia de tener auto -control y sabiduría en la forma en que uno habla y se relaciona con los demás. A continuación hay cinco versos seleccionados de otros libros bíblicos relacionados con los temas cubiertos en St. James 3:

Proverbios 12:18: "Hay palabras que duelen como espada, pero la lengua de los sabios trae curación". Este versículo destaca el poder de las palabras para doler o sanar. Refuerza la importancia de elegir las palabras que se dice con cuidado.

Proverbios 16:23-24: "El corazón del hombre sabio hace que su boca habla y agrega doctrina a sus labios. Las palabras suaves son miel, dulces al alma y la salud a los huesos". Este versículo enfatiza la importancia de la sabiduría y cómo influye en la forma en que hablamos. Muestra que las palabras amables pueden tener un efecto curativo.

Efesios 4:29: "No hay forma de salir de tu boca, sino solo lo que es bueno para construir, según sea necesario y, por lo tanto, transmite gracia a los que escuchan". Este versículo destaca la importancia de hablar palabras que construyen y ayudan a las personas.

Proverbios 17:27: "El que tiene un conocimiento moderado de sus palabras, y el hombre de discernimiento es frío de espíritu". Este versículo destaca la importancia de tener auto -control y sabiduría en la forma en que hablan.

Mateo 12:36-37: "Digo que de cada palabra frívola a los hombres pronosticados, se darán cuenta en el día del juicio; porque por sus palabras estará justificado y, por sus palabras, será condenado". Este versículo enfatiza la importancia de tener cuidado con las palabras que se dicen, ya que tienen el poder de influir en el juicio divino.


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