6. La mujer fue a decírselo a su marido: «Un hombre de Dios ha venido donde mí; su aspecto era como el del Angel de Dios, muy terrible. No le he preguntado de dónde venía ni él me ha manifestado su nombre.





“Rezai e continuai a rezar para não ficardes entorpecidos”. São Padre Pio de Pietrelcina