Jonás, 2

Stihovi vezani uz Jonás, 2:

Jonah 2 cuenta la historia de cómo Jonas, después de ser tragado por un gran pez, requiere a Dios para la misericordia y se salva. A continuación hay cinco versos relacionados con los temas cubiertos en este capítulo:

Salmo 18:6: "En mi angustia invoque al Señor, grité por ayuda a mi Dios. Desde su templo escuchó mi voz; mi grito llegó a su presencia, a sus oídos". Así como Jonas lloró a Dios en su angustia, el salmista también invoca la ayuda divina en su sufrimiento.

Salmo 69:1-2: "Sálvame, oh Dios, porque las aguas han venido a mi cuello. Me estoy hundiendo en un barro profundo, y no hay ningún lugar para reafirmar mis pies; entré en aguas profundas y la corriente me arrastra " Este salmo es un ejemplo de una solicitud de ayuda en medio de una situación difícil, al igual que la oración de Jonas mientras está en los peces.

Salmo 116:1-2: "Amo al Señor, porque escucha mi voz y mis súplicas. Porque él me inclina los oídos, invocaré su nombre mientras vivas". Este salmo es una expresión de gratitud a Dios por escuchar y responder a las oraciones, un tema que es fundamental para Jonás 2.

Isaías 38:10-13: "Dije, en medio de mi vida, tengo que ir a la puerta de la muerte. Privado del resto de mis años, estoy condenado a vivir en el mundo de los muertos. Dije : No volveré a ver al Señor Dios en el mundo de los vivos, nunca veré a un ser humano en la tierra de los vivos ". El profeta Isaías, como Jonás, lloró a Dios en un momento de gran angustia, pidiéndole que lo salve de la muerte.

2 Corintios 1:8-10: "Hermanos, no queremos ignorar las tribulaciones que tuvimos en la provincia de Asia, porque fuimos aplastados por encima de nuestra fuerza, hasta el punto de perder la esperanza de salir con la vida. Sentimos la sentencia de nosotros mismos. Muerte, para que podamos aprender a no confiar en nosotros mismos, sino en Dios, quien resulta a los muertos. Él nos ha salvado de una muerte tan terrible y nos salvará nuevamente. Tenemos la esperanza de que continúe Para entregarnos, "Pablo, como Jonas, experimentó una situación de desesperación y recurrió a Dios en busca de ayuda y salvación.