I Samuel, 3
2. Cierto día, estaba Elí acostado en su habitación - sus ojos iban debilitándose y ya no podía ver -
2. Cierto día, estaba Elí acostado en su habitación - sus ojos iban debilitándose y ya no podía ver -
“Há alegrias tão sublimes e dores tão profundas que não se consegue exprimir com palavras. O silêncio é o último recurso da alma, quando ela está inefavelmente feliz ou extremamente oprimida!” São Padre Pio de Pietrelcina