11. Mis ojos se deshacen en llanto, me hierven las entrañas; mi bilis se derrama en la tierra por el desastre de la hija de mi pueblo, mientras desfallecen sus niños y pequeños en las plazas de la ciudad.





“Tenhamos sempre horror ao pecado mortal e nunca deixemos de caminhar na estrada da santa eternidade.” São Padre Pio de Pietrelcina