Katolička Biblija
 

Jeremías, 49

20. Por eso, oigan el plan del Señor sobre Edóm, sus proyectos sobre los habitantes de Temán: Sí, hasta las ovejas más pequeñas serán arrastradas, su pradera se asombrará a causa de ellas.

Stihovi vezani uz Jeremías, 49:

El Capítulo 49 del Libro de Jeremías trae una serie de profecías de juicio contra varias naciones vecinas de Israel, incluidos Edom, Ammon, Moab y Babilonia. Los versos relacionados con estos temas son:

Isaías 21:9: "He aquí, un hombre viene en un automóvil con un par de caballos. Él los llama y dice: 'Cayó, Babilonia cayó; todas las imágenes de sus dioses se rompieron en el piso'". Fall of Babylon, una de las naciones que recibe una profecía de juicio en Jeremías 49.

Ezequiel 25:4: "Por lo tanto, he aquí, daré a Moab a los orientales como una herencia, junto con los hijos de Ammón". Este versículo habla sobre el castigo de que Dios traerá a Moab y Ammon, dos de los pueblos que también son objetivos de las profecías del juicio en Jeremías 49.

Obadías 1:8: "No ese día, dice el Señor, destruiré a los sabios de Edom y la comprensión de la montaña de Esaú". Este versículo habla sobre la destrucción que vendrá sobre Edom, otra nación mencionada en Jeremiah 49.

Isaías 16:6: "Hemos oído hablar de la arrogancia de Moab, la arrogancia insoportable, su arrogancia, orgullo y revuelta; pero su fanfarronice no es nada". Este versículo habla sobre la arrogancia de Moab, una de las naciones que recibirá el castigo de Dios en Jeremías 49.

Ezequiel 35:5: "Porque mostraste una enemistad eterna y entregaste a los israelitas al alambre de la espada en el momento de la calamidad final, en el momento de tu iniquidad final". Este verso habla sobre la hostilidad que Edom mostró a Israel, lo que llevará a la nación a recibir la ira de Dios en Jeremiah 49.





“Dirás tu o mais belo dos credos quando houver noite em redor de ti, na hora do sacrifício, na dor, no supremo esforço duma vontade inquebrantável para o bem. Este credo é como um relâmpago que rasga a escuridão de teu espírito e no seu brilho te eleva a Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina