5. Mientras tanto, el rey se había cubierto el rostro y gritaba: "¡Absalón, hijo mío! ¡Absalón, hijo mío, hijo mío!".





“Como Jesus, preparemo-nos a duas ascensões: uma ao Calvário e outra ao Céu. A ascensão ao Calvário, se não for alegre, deve ao menos ser resignada!” São Padre Pio de Pietrelcina