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  • Observa los preceptos del Señor, tu Dios, caminando por sus sendas, guardando sus mandamientos, sus preceptos, sus decretos y normas, según está escrito en la ley de Moisés, a fin de que tengas éxito en cuanto hagas y emprendas, (I Reyes 2, 3)

  • Y Salomón, aunque amaba al Señor, siguiendo las normas de su padre, David, sacrificaba él mismo y quemaba incienso en las colinas. (I Reyes 3, 3)

  • Guardaréis fielmente los preceptos y las normas, las leyes y los mandamientos que os escribió. No daréis culto a dioses extranjeros. (II Reyes 17, 37)

  • Nuestros reyes, nuestros jefes, nuestros sacerdotes y nuestros padres no observaron tu ley ni obedecieron tus mandamientos y las normas que tú les habías dado. (Nehemías 9, 34)

  • Los jefes de los levitas eran Jasabías, Serebías, Josué, Binuy, Cadmiel; los otros levitas que formaban el segundo coro para alternar con aquéllos los himnos de alabanza y de acción de gracias, conforme a las normas de David, hombre de Dios, un coro frente a otro, eran: (Nehemías 12, 24)

  • Dejando al autor el narrar con exactitud todas las cosas, nosotros nos enforzaremos en guiarnos por las normas de un sencillo compendio. (II Macabeos 2, 28)

  • Pero advertí a sus hijos en el desierto: No sigáis las normas de vuestros padres, no imitéis sus costumbres ni os contaminéis con sus ídolos. (Ezequiel 20, 18)

  • Normas para el aceite: cuatro litros y medio por cada cuatrocientos cincuenta. (Ezequiel 45, 14)

  • Recordad la ley de Moisés, mi siervo, a quien yo di en el Horeb mandamientos y normas para todo Israel. (Malaquías 3, 22)

  • Por esto os he enviado a Timoteo, hijo mío muy querido y fiel en el Señor, quien os recordará mis normas de conducta en Cristo Jesús y lo que enseño por doquier en todas las iglesias. (I Corintios 4, 17)

  • se trata de normas externas referentes a los alimentos, a las bebidas y a los ritos purificatorios, válidos solamente hasta el establecimiento del nuevo orden de cosas. (Hebreos 9, 10)


“A cada vitória sobre o pecado corresponde um grau de glória eterna”. São Padre Pio de Pietrelcina