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  • Semeí respondió al rey: "Está bien; haré lo que me ha ordenado mi señor, el rey". Semeí vivió en Jerusalén mucho tiempo. (I Reyes 2, 38)

  • Después de mucho tiempo, a los tres años, el Señor dijo a Elías: "Anda, preséntate a Ajab, pues quiero hacer llover sobre la faz de la tierra". (I Reyes 18, 1)

  • Naamán, general del ejército del rey de Siria, era un hombre tenido en mucho y apreciado por su señor, porque por su medio el Señor había concedido una victoria a Siria. Pero estaba leproso. (II Reyes 5, 1)

  • El centinela notificó de nuevo: "Ha llegado hasta ellos, y no vuelve. Pero la marcha se parece a la marcha de Jehú, hijo de Nimsí, pues avanza con mucho ímpetu". (II Reyes 9, 20)

  • Jehú congregó a todo el pueblo y les dijo: "Ajab rindió poco culto a Baal; Jehú le rendirá mucho más. (II Reyes 10, 18)

  • Cuando veían que en la caja había mucho dinero, el secretario real y el sumo sacerdote la vaciaban y contaban el dinero encontrado en el templo del Señor. (II Reyes 12, 11)

  • Efraín, su padre, les guardó luto durante mucho tiempo, y sus hermanos vinieron a consolarlo. (I Crónicas 7, 22)

  • Saúl dijo entonces a su escudero: "Desenvaina tu espada y traspásame con ella, no vengan esos incircuncisos y se burlen de mí". Pero su escudero no quiso, pues tenía mucho miedo. Entonces tomó Saúl su espada y se echó sobre ella. (I Crónicas 10, 4)

  • Yo no lo quería creer hasta que he venido y lo he visto con mis propios ojos; pero reconozco que no se me había dicho ni la mitad. Tu sabiduría y tu grandeza sobrepasan con mucho la fama que había llegado a mis oídos. (II Crónicas 9, 6)

  • y tomaron todas las ciudades de la región de Guerar, pues también sobre ellas se había extendido el terror del Señor. Todas fueron saqueadas, ya que era mucho su botín. (II Crónicas 14, 13)

  • Durante mucho tiempo Israel habrá de vivir lejos del Dios verdadero, sin sacerdotes que lo instruyan y sin ley; (II Crónicas 15, 3)

  • Cuando llegaba el momento de llevar el arca a la intendencia del rey, que estaba en manos de los levitas, si veían que contenía mucho dinero, el secretario real y el comisario del sumo sacerdote la vaciaban y la ponían de nuevo en su sitio. Así hicieron día tras día, llegando a reunir gran cantidad de dinero. (II Crónicas 24, 11)


“Não se fixe voluntariamente naquilo que o inimigo da alma lhe apresenta.” São Padre Pio de Pietrelcina