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Nadie podrá resistir ante ti mientras vivas; yo estaré contigo como estuve con Moisés; no te dejaré ni te abandonaré. (Josué 1, 5)
las aguas que venían de arriba se pararon y se amontonaron a mucha distancia -desde Adán hasta la ciudad que está próxima a Sartán-, y las que bajaban al mar de Arabá, el mar Muerto, quedaron enteramente separadas de las otras, mientras el pueblo pasó frente a Jericó. (Josué 3, 16)
Los sacerdotes que llevaban el arca de la alianza del Señor estuvieron en seco, a pie firme en medio del Jordán, mientras todo Israel atravesaba en seco, hasta que todo el pueblo terminó de pasar. (Josué 3, 17)
A la séptima vuelta, mientras los sacerdotes tocaban las trompetas, Josué dijo al pueblo: "Dad el grito de guerra, porque el Señor os ha entregado la ciudad". (Josué 6, 16)
Por eso los israelitas no podrán resistir ante sus enemigos; les volverán la espalda, porque ahora ellos se han hecho merecedores del exterminio. No estaré más con vosotros mientras no entreguéis al exterminio lo que yo ordené. (Josué 7, 12)
Levántate, convoca al pueblo y diles: Purificaos para mañana, porque esto dice el Señor, Dios de Israel: Tú, Israel, has tomado algo de lo consagrado al exterminio, y mientras no lo destruyas, no podrás resistir a tus enemigos. (Josué 7, 13)
Mientras los hermanos que habían ido conmigo desalentaban al pueblo, yo seguí fielmente al Señor, mi Dios. (Josué 14, 8)
Y el Señor me ha conservado la vida, según su palabra, estos cuarenta y cinco años transcurridos desde cuando el Señor anunció esto a Moisés, mientras Israel peregrinaba por el desierto, y ahora tengo ochenta y cinco años. (Josué 14, 10)
El Señor hizo surgir los jueces. El Señor estaba con el juez y los libraba de la mano de sus enemigos mientras vivía el juez, pues se compadecía de ellos al oírles gemir bajo sus opresores y perseguidores. (Jueces 2, 18)
Mientras ellos esperaban, Ehud huyó, pasó el lugar llamado "Los Ídolos" y se puso a salvo en Seirá. (Jueces 3, 26)
Mientras los trescientos tocaban las trompetas, el Señor hizo que cada uno volviese la espada contra su compañero. Todos huyeron hasta Bet Hassitá, hacia Serera, hasta la ribera de Abel Mejolá, frente por frente de Tabat. (Jueces 7, 22)
Los madianitas quedaron sometidos a los israelitas y no volvieron a levantar cabeza. El país estuvo en paz cuarenta años mientras vivió Gedeón. (Jueces 8, 28)
