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  • Entonces él llamó a Juan, hijo de Carej, a todos los oficiales que lo acompañaban y al pueblo entero, desde el más chico al mayor, (Jeremías 42, 8)

  • La gloria del Dios de Israel se había levantado del querubín sobre el cual estaba, y se dirigía hacia el umbral del templo. Llamó al hombre vestido de lino, que llevaba a la cintura la cartera de escribir, (Ezequiel 9, 3)

  • Pero el jefe de los eunucos les cambió el nombre: a Daniel le llamó Baltasar; a Ananías, Sidrac; a Misael, Misac, y a Azarías, Abdénago. (Daniel 1, 7)

  • Al llegar junto a él, llamó a Daniel con voz angustiada, gritando: "Daniel, siervo del Dios vivo; tu Dios, a quien sirves con tanta fidelidad, ¿ha logrado librarte de los leones?". (Daniel 6, 21)

  • Entonces el rey, lleno de cólera, llamó a los sacerdotes del ídolo y les dijo: "Si no me decís quién es el que come estas ofrendas, moriréis; pero si demostráis que las come Bel, morirá Daniel, por haber blasfemado contra Bel". (Daniel 14, 8)

  • Él me llamó y me dijo: Mira, los que salen para la tierra del norte llevan el espíritu del Señor a la tierra del norte". (Zacarías 6, 8)

  • Entonces Herodes llamó en secreto a los magos y se informó cuidadosamente de ellos sobre el tiempo en que había aparecido la estrella; (Mateo 2, 7)

  • y los llamó. Ellos, al instante, dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron. (Mateo 4, 22)

  • Llamó a la gente y les dijo: "Oíd y entended: (Mateo 15, 10)

  • Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: "Me da lástima de esta gente, pues ya llevan tres días conmigo y no tienen qué comer. No quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino". (Mateo 15, 32)

  • Jesús llamó a un niño, lo puso en el centro (Mateo 18, 2)

  • Entonces su señor lo llamó y le dijo: Malvado, te he perdonado toda aquella deuda porque me lo suplicaste. (Mateo 18, 32)


“Amar significa dar aos outros – especialmente a quem precisa e a quem sofre – o que de melhor temos em nós mesmos e de nós mesmos; e de dá-lo sorridentes e felizes, renunciando ao nosso egoísmo, à nossa alegria, ao nosso prazer e ao nosso orgulho”. São Padre Pio de Pietrelcina