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  • Prestad oído y venid a mí; escuchad y vivirá vuestra alma. Haré con vosotros un pacto eterno, según la fiel promesa que hice a David. (Isaías 55, 3)

  • yo les daré en mi casa, entre mis muros, un memorial y un nombre mejor que hijos e hijas; un nombre eterno les daré, que nunca más se borrará. (Isaías 56, 5)

  • Pues yo, el Señor, amo la justicia y odio la rapiña y el crimen. Fielmente les daré su recompensa y haré con ellos un pacto eterno. (Isaías 61, 8)

  • ¿el que al lado de Moisés hizo marchar su brazo glorioso, y dividió las aguas ante ellos logrando así un eterno renombre?; (Isaías 63, 12)

  • En cambio, el Señor es el Dios verdadero, el Dios viviente, el rey eterno; cuando él se irrita, la tierra se estremece, y las naciones no pueden soportar su cólera. (Jeremías 10, 10)

  • De lejos el Señor se le ha aparecido. Con amor eterno te he amado, por eso te trato con lealtad. (Jeremías 31, 3)

  • el grito de alegría y alborozo, el canto del esposo y de la esposa, la voz de aquellos que, al llevar al templo del Señor los sacrificios de acción de gracias, cantarán: "Dad gracias al Señor omnipotente, porque el Señor es bueno, porque es eterno su amor". Pues yo voy a cambiar la suerte de este país a su condición primera, dice el Señor. (Jeremías 33, 11)

  • Cuando tengan calor, les serviré bebida; los emborracharé hasta que se aturdan y caigan en sueño eterno para no despertar jamás -dice el Señor-. (Jeremías 51, 39)

  • Yo emborracharé a sus príncipes y a sus sabios, a sus gobernadores, sátrapas y héroes, y dormirán un sueño eterno para no despertar -dice el rey-, cuyo nombre es "El Señor omnipotente". (Jeremías 51, 57)

  • Olvidasteis al Dios eterno, el que os sustentó; y afligisteis a Jerusalén, la que os crió. (Baruc 4, 8)

  • He visto el cautiverio de mis hijos y mis hijas, que el eterno les mandó. (Baruc 4, 10)

  • ¡Vengan las vecinas de Sión! Acordaos del cautiverio de mis hijos y mis hijas, que el eterno les mandó. (Baruc 4, 14)


“Amemos ao próximo. Custa tão pouco querer bem ao outro.” São Padre Pio de Pietrelcina