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  • Los israelitas dijeron a Gedeón: "Reina sobre nosotros tú, tu hijo y tu nieto, porque nos has librado de la mano de los madianitas". (Jueces 8, 22)

  • Una vez los árboles se pusieron en camino para ungir un rey que reinase sobre ellos. Dijeron al olivo: Reina sobre nosotros. (Jueces 9, 8)

  • Entonces los árboles dijeron a la higuera: Ven tú, reina sobre nosotros. (Jueces 9, 10)

  • Entonces los árboles dijeron a la vid: Ven tú, reina sobre nosotros. (Jueces 9, 12)

  • Por fin, los árboles dijeron a la zarza espinosa: Ven tú, reina sobre nosotros. (Jueces 9, 14)

  • Entonces el pueblo, los jefes de Galaad, se dijeron unos a otros: "El que comience a atacar a los amonitas, ése será el jefe de todos los habitantes de Galaad". (Jueces 10, 18)

  • La mujer de Galaad le dio también otros hijos; y cuando crecieron, éstos echaron a Jefté y le dijeron: "Tú no tendrás parte en la herencia de nuestro padre, porque eres hijo de una mujer extraña". (Jueces 11, 2)

  • Y le dijeron: "Ven, sé nuestro caudillo en la guerra contra los amonitas". (Jueces 11, 6)

  • Los de la tribu de Efraín se reunieron, pasaron a Safón y dijeron a Jefté: "¿Por qué fuiste a luchar contra los amonitas sin llamarnos para ir contigo? Vamos a prender fuego a tu casa y a ti". (Jueces 12, 1)

  • Al cuarto día dijeron a la mujer de Sansón: "Convence a tu marido para que te dé la solución del acertijo; de lo contrario, te quemaremos a ti y la casa de tu padre. ¿Es que nos habéis invitado para quitarnos lo nuestro?". (Jueces 14, 15)

  • El séptimo día, antes de que Sansón entrase en la habitación, los filisteos le dijeron: ¿Qué hay más dulce que la miel, qué hay más fuerte que el león?". Él les replicó: "Si no hubieseis arado con mi novilla, no habríais adivinado mi acertijo". (Jueces 14, 18)

  • Los filisteos preguntaron: "¿Quién ha hecho esto?". Y les dijeron: "Ha sido Sansón, el yerno del timnita, porque éste le ha quitado su mujer y se la ha dado a un compañero suyo". Entonces los filisteos subieron y quemaron a la mujer y la casa de su padre. (Jueces 15, 6)


“As almas não são oferecidas como dom; compram-se. Vós ignorais quanto custaram a Jesus. É sempre com a mesma moeda que é preciso pagá-las”. São Padre Pio de Pietrelcina