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  • Edna, su mujer, y Sara, su hija, también lloraban. (Tobías 7, 7)

  • Se lavaron y se sentaron a la mesa. Tobías dijo a Rafael: "Hermano Azarías, di a Ragüel que me dé a mi pariente Sara por esposa". (Tobías 7, 9)

  • Ragüel lo oyó y dijo al joven: "Come y bebe y pasa alegre la noche, pues nadie tiene el derecho que tú de casarte con mi hija Sara. Además yo no puedo darla a otro que no seas tú, pues eres mi pariente más cercano. Pero debo decirte toda la verdad: (Tobías 7, 10)

  • Tobías respondió: "No comeré ni beberé hasta que no te hayas decidido a ello". Ragüel dijo: "Bien, te la doy por esposa conforme a lo prescrito en la ley de Moisés, pues así estaba determinado por el cielo. Hazte cargo de ella. Desde ahora tú serás su esposo, y ella tu esposa será tuya para siempre. Que el Señor del cielo os asista esta noche y os conceda su amor y su paz". (Tobías 7, 12)

  • Ragüel llamó a su hija Sara, la cogió de la mano y se la dio a Tobías, diciéndole: "Hazte cargo de ella, conforme a la ley y lo que está mandado en el libro de Moisés, y llévala a casa de tu padre. Que el Dios del cielo os guíe en paz". (Tobías 7, 13)

  • Luego dijo a la madre que trajera un papel, en el que escribieron el contrato matrimonial, es decir, que daba a su hija por mujer a Tobías según lo prescrito en la ley de Moisés. Y lo selló. Después se pusieron a comer y beber. (Tobías 7, 14)

  • Ragüel dijo a su esposa Edna: "Mujer, prepara otro dormitorio y lleva allí a Sara". (Tobías 7, 15)

  • Tobías recordó entonces las palabras de Rafael. Sacó de su talega el hígado y el corazón del pez y los echó en el brasero del incienso. (Tobías 8, 2)

  • Habían salido todos, y la puerta del dormitorio estaba ya cerrada. Tobías se levantó y le dijo a Sara: "Levántate, mujer; recemos y supliquemos a nuestro Señor que tenga misericordia de nosotros y nos proteja". (Tobías 8, 4)

  • Ella se levantó, y rezaron y suplicaron al Señor que los protegiera. Tobías rezó así: "Bendito seas, Dios de nuestros padres, y bendito tu nombre para siempre. Que los cielos y todas las criaturas te bendigan por los siglos. (Tobías 8, 5)

  • Luego llamó a Tobías y le dijo: "Tienes que quedarte aquí dos semanas comiendo y bebiendo en mi casa y alegrando a mi hija, que tanto ha sufrido. (Tobías 8, 20)

  • Luego tomarás la mitad de mis bienes y te irás feliz a casa de tus padres; heredarás la otra mitad cuando hayamos muerto mi mujer y yo. Ánimo, hijo, que soy ya para siempre tu padre y Edna tu madre, como lo somos de tu mujer Sara. Ánimo, hijo". (Tobías 8, 21)


“De todos os que vierem pedir meu auxílio, nunca perderei nenhum!” São Padre Pio de Pietrelcina