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  • De este modo el campo de Efrón, que estaba en Macpela, enfrente de Mambré, el campo y la cueva que había en él y todos los árboles de su término, (Génesis 23, 17)

  • Después Abrahán enterró a Sara en la cueva del campo de Macpela, enfrente de Mambré, en tierra de Canaán. (Génesis 23, 19)

  • Así el campo y la cueva que hay en él fueron adquiridos por Abrahán de los hititas, como propiedad funeraria. (Génesis 23, 20)

  • Abrahán dijo al criado más antiguo de su casa, que llevaba la administración de todos sus bienes: "Pon tu mano bajo mi muslo. (Génesis 24, 2)

  • El criado le respondió: "Y si la mujer no quiere venir conmigo a esta tierra, ¿he de llevar a tu hijo a la tierra de donde saliste?". (Génesis 24, 5)

  • Abrahán respondió: "Guárdate de llevar a mi hijo allá. (Génesis 24, 6)

  • El criado tomó diez camellos de los de su señor y partió llevando consigo toda clase de regalos de su señor. Puesto en camino, llegó a Arán Naharáyim, la ciudad de Najor. (Génesis 24, 10)

  • Al ver el anillo y los brazaletes que llevaba su hermana y al oírla contar todo lo que aquel hombre le había dicho, fue hasta él, pues estaba todavía con los camellos junto a la fuente, (Génesis 24, 30)

  • Hoy llegué a la fuente y dije: Señor, Dios de mi amo Abrahán, lleva a feliz éxito el viaje que he emprendido; (Génesis 24, 42)

  • Comieron y bebieron él y sus acompañantes, y pasaron allí la noche. A la mañana siguiente, cuando se levantaron, él dijo: "Dejadme volver a mi amo". (Génesis 24, 54)

  • Rebeca y sus siervas se levantaron, montaron sobre los camellos y siguieron a aquel hombre. Y el criado, llevando consigo a Rebeca, se fue. (Génesis 24, 61)

  • Una tarde salió a dar un paseo por el campo y, levantando los ojos, vio que se acercaban unos camellos. (Génesis 24, 63)


“Se você não entrega seu coração a Deus, o que lhe entrega?” “Você deve seguir outra estrada. Tire de seu coração todas as paixões deste mundo, humilhe-se na poeira e reze! Dessa forma, certamente você encontrará Deus, que lhe dará paz e serenidade nesta vida e a eterna beatitude na próxima.” São Padre Pio de Pietrelcina