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  • El Señor hará venir sobre ti, sobre tu pueblo y la casa de tu padre días tales como nunca vinieron desde que Efraín se separó de Judá, esto es, el rey de Asiria. (Isaías 7, 17)

  • El pueblo entero lo sabrá; Efraín y los habitantes de Samaría, que dicen en su orgullo, en la soberbia de su corazón: (Isaías 9, 8)

  • Manasés a Efraín, Efraín a Manasés, y ambos a dos se lanzan contra Judá. Pero con todo no ha amainado su cólera, su brazo aún está extendido. (Isaías 9, 20)

  • cesará la envidia de Efraín, serán exterminados los enemigos de Judá; Efraín no envidiará más a Judá, y Judá ya no será enemigo de Efraín, (Isaías 11, 13)

  • Desaparecerán los fortines de Efraín, el reino de Damasco; y el residuo de Siria quedará como la gloria de los israelitas -oráculo del Señor omnipotente-. (Isaías 17, 3)

  • ¡Ay de la soberbia corona de los borrachos de Efraín, y de la flor marchita de orgulloso esplendor que domina el fértil valle; ay de los cargados de vino! (Isaías 28, 1)

  • Será pisoteada la soberbia corona de los borrachos de Efraín; (Isaías 28, 3)

  • Una voz desde Dan lanza la alarma, desde los montes de Efraín se anuncia la desgracia. (Jeremías 4, 15)

  • Os echaré de mi presencia, como eché a todos vuestros hermanos, a toda la estirpe de Efraín. (Jeremías 7, 15)

  • Sí, vendrá un día en que los centinelas gritarán en la montaña de Efraín: "¡Levantaos, subamos a Sión, hacia el Señor, nuestro Dios!". (Jeremías 31, 6)

  • Entre lágrimas habían partido, entre consuelos los devuelvo junto a los arroyos de las aguas, por un camino llano, donde no dan traspiés. Pues soy un padre para Israel, Efraín es mi primogénito. (Jeremías 31, 9)

  • Escucho, escucho el lamento de Efraín: "Me has castigado, y he sufrido el castigo como novillo indómito; haz que vuelva y volveré, pues tú eres el Señor, mi Dios. (Jeremías 31, 18)


“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina