pronađen 106 Rezultati za: veinte

  • Entonces los israelitas clamaron a Yahveh. Porque Yabín tenía novecientos carros de hierro y había oprimido duramente a los israelitas durante veinte años. (Jueces 4, 3)

  • Los derrotó desde Aroer hasta cerca de Minnit (veinte ciudades) y hasta Abel Keramim. Fue grandísima derrota y los ammonitas fueron humillados delante de los israelitas. (Jueces 11, 33)

  • Sansón fue juez en Israel en la época de los filisteos por espacio de veinte años. (Jueces 15, 20)

  • Sus hermanos y toda la casa de su padre bajaron y se lo llevaron. Lo subieron y sepultaron entre Sorá y Estaol, en el sepulcro de su padre Manóaj. Había juzgado a Israel por espacio de veinte años. (Jueces 16, 31)

  • Pasaron muchos días - veinte años - desde el día en que el arca se instaló en Quiryat Yearim, y toda la casa de Israel suspiró por Yahveh. (I Samuel 7, 2)

  • Llegó Abner a donde David, en Hebrón, con veinte hombres. Y David ofreció un banquete a Abner y a los hombres que le acompañaban. (II Samuel 3, 20)

  • Cultivarás para él la tierra tú, tus hijos y tus siervos, y se lo llevarás a la familia de tu señor para que pueda comer. Meribbaal, el hijo de tu señor, comerá siempre a mi mesa.» Tenía Sibá quince hijos y veinte siervos. (II Samuel 9, 10)

  • Venían con él mil hombres de Benjamín. Sibá, criado de la casa de Saúl, sus quince hijos y sus veinte siervos bajaron al Jordán delante del rey, (II Samuel 19, 18)

  • Recorrieron así todo el país y al cabo de nueve meses y veinte días volvieron a Jerusalén. (II Samuel 24, 8)

  • diez bueyes cebados y veinte bueyes de pasto, cien cabezas de ganado menor, aparte los ciervos y gacelas, gamos y las aves cebadas. (I Reyes 5, 3)

  • La Casa que edificó el rey Salomón a Yahveh tenía sesenta codos de largo, veinte de ancho y veinticinco de alto. (I Reyes 6, 2)

  • El Ulam delante del Hekal de la Casa tenía veinte codos de largo en el sentido del ancho de la Casa y diez codos de ancho en el sentido de largo de la Casa. (I Reyes 6, 3)


“O amor nada mais é do que o brilho de Deus nos homens”. São Padre Pio de Pietrelcina