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  • Más vale ser vacío de inteligencia y lleno de temor, que desbordar prudencia y traspasar la ley. (Eclesiástico 19, 24)

  • En atención al mandamiento, acoge al indigente, según su necesidad no le despidas vacío. (Eclesiástico 29, 9)

  • Pues no se le dio la gracia que viene del Señor, porque estaba vacío de toda sabiduría. (Eclesiástico 37, 21)

  • Será como cuando el hambriento sueña que está comiendo, pero despierta y tiene el estómago vacío; como cuando el sediento sueña que está bebiendo, pero se despierta cansado y sediento. Así será la turba de todas las gentes, que guerrean contra el monte Sión. (Isaías 29, 8)

  • Porque el necio dice necedades y su corazón medita el mal, haciendo impiedad y profiriendo contra Yahveh desatinos, dejando vacío el estómago hambriento y privando de bebida al sediento. (Isaías 32, 6)

  • La heredarán el pelícano y el erizo, el ibis y el cuervo residirán en ella. Tenderá Yahveh sobre ella la plomada del caos y el nivel del vacío. (Isaías 34, 11)

  • Todas las naciones son como nada ante él, como nada y vacío son estimadas por él. (Isaías 40, 17)

  • así será mi palabra, la que salga de mi boca, que no tornará a mí de vacío, sin que haya realizado lo que me plugo y haya cumplido aquello a que la envié. (Isaías 55, 11)

  • Porque mirad que yo hago que despierte y suba contra Babilonia una confederación de grandes naciones del norte, que se organizarán contra ella. Y por allí será tomada. Sus saetas, cual de valiente experto, no volverán de vacío. (Jeremías 50, 9)

  • Enviaré a Babilonia beldadores que la bielden y dejen vacío su territorio, porque se la acosará por todas partes el día aciago. (Jeremías 51, 2)

  • Me comió, me arrebañó el rey de Babilonia, me dejó como cacharro vacío, me tragó como un dragón, llenó su vientre con mis buenos trozos, me expulsó. (Jeremías 51, 34)

  • Llevad el diezmo íntegro a la casa del tesoro, para que haya alimento en mi Casa; y ponedme así a prueba, dice Yahveh Sebaot, a ver si no os abro las esclusas del cielo y no vacío sobre vosotros la bendición hasta que ya no quede, (Malaquías 3, 10)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina