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  • deberás poner sobre ti un rey elegido por Yahveh, y a uno de entre tus hermanos pondrás sobre ti como rey; no podrás darte por rey a un extranjero que no sea hermano tuyo. (Deuteronomio 17, 15)

  • Y si tu hermano no es vecino tuyo, o no le conoces, la recogerás en tu casa y la guardarás contigo hasta que tu hermano venga a buzscarla; entonces se la devolverás. (Deuteronomio 22, 2)

  • y hablad así a mi hermano; Salud para tí, salud para tu casa y salud para todo lo tuyo. (I Samuel 25, 6)

  • Vinieron todas las tribus de Israel donde David a Hebrón y le dijeron: «Mira: hueso tuyo y carne tuya somos nosotros. (II Samuel 5, 1)

  • Pero si tu vuelves a la ciudad y dices a Absalón: "Soy tu siervo, oh rey mi señor; antes serví a tu padre, ahora soy siervo tuyo," podrás frustrar, en favor mío, los consejos de Ajitófel. (II Samuel 15, 34)

  • Concede, pues, a tu siervo, un corazón que entienda para juzgar a tu pueblo, para discernir entre el bien y el mal, pues ¿quién será capaz de juzgar a este pueblo tuyo tan grande?» (I Reyes 3, 9)

  • Ahora me he propuesto edificar una Casa al Nombre de Yahveh mi Dios según lo que Yahveh dijo a David mi padre: "El hijo tuyo que yo colocaré en tu lugar sobre tu trono edificará una Casa a mi Nombre." (I Reyes 5, 19)

  • pero no edificarás tú la Casa, sino que un hijo tuyo, salido de tus entrañas, ése será quien edifique la Casa a mi Nombre." (I Reyes 8, 19)

  • Yahveh dijo a Salomón: «Porque de tu parte has hecho esto y no has guardado mi alianza y las leyes que te ordené, voy a arrancar el reino de sobre ti y lo daré a un siervo tuyo. (I Reyes 11, 11)

  • El rey de Israel respondió: «Como tú dices, rey mi señor, tuyo soy yo y todo lo mío.» (I Reyes 20, 4)

  • Los hombres lo tomaron como buen augurio y se apresuraron a tomarle la palabra diciendo: «Hermano tuyo es Ben Hadad.» El dijo: «Id a traerlo.» Ben Hadad salió hacia él, y él le hizo subir a su carro. (I Reyes 20, 33)

  • Partió de allí y encontró a Yonadab, hijo de Rekab, que le salía al encuentro; le saludó y le dijo: «¿Es tu corazón tan recto como el mío para el tuyo?» Respondió Yonadab: «Lo es.» «Si lo es, dame tu mano.» Yonadab le dio la mano, y él le hizo subir a su carro. (II Reyes 10, 15)


“A ingenuidade e’ uma virtude, mas apenas ate certo ponto; ela deve sempre ser acompanhada da prudência. A astúcia e a safadeza, por outro lado, são diabólicas e podem causar muito mal.” São Padre Pio de Pietrelcina