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  • Prepararás con ello el óleo para la unción sagrada, perfume aromático como lo prepara el perfumista. Este será el óleo para la unción sagrada. (Exodo 30, 25)

  • Hablarás a los israelitas, diciendo: Este será para vosotros el óleo de la unción sagrada de generación en generación. (Exodo 30, 31)

  • Cualquiera que prepare otro semejante, o derrame de él sobre un laico, será exterminado de su pueblo. (Exodo 30, 33)

  • pulverizarás una parte que pondrás delante del Testimonio, en la Tienda del Encuentro, donde yo me encontraré contigo. Será para vosotros cosa sacratísima. (Exodo 30, 36)

  • Cualquiera que prepare otro semejante para aspirar su fragancia, será exterminado de en medio de su pueblo. (Exodo 30, 38)

  • Guardad el sábado, porque es sagrado para vosotros. El que lo profane morirá. Todo el que haga algún trabajo en él será exterminado de en medio de su pueblo. (Exodo 31, 14)

  • Seis días se trabajará; pero el día séptimo será día de descanso completo, consagrado a Yahveh. Todo aquel que trabaje en sábado, morirá. (Exodo 31, 15)

  • Será entre yo y los israelitas una señal perpetua; pues en seis días hizo Yahveh los cielos y la tierra, y el día séptimo descansó y tomó respiro. (Exodo 31, 17)

  • Durante seis días se trabajará, pero el día séptimo será sagrado para vosotros, día de descanso completo en honor de Yahveh. Cualquiera que trabaje en ese día, morirá. (Exodo 35, 2)

  • Entonces tomarás el óleo de la unción y ungirás la Morada y todo lo que contiene. La consagrarás con todo su mobiliario y será cosa sagrada. (Exodo 40, 9)

  • Ungirás además el altar de los holocaustos con todos sus utensilios. Consagrarás el altar, y el altar será cosa sacratísima. (Exodo 40, 10)

  • Impondrá su mano sobre la cabeza de la víctima y le será aceptada para que le sirva de expiación. (Levítico 1, 4)


“Você deve ter sempre prudência e amor. A prudência tem olhos; o amor tem pernas. O amor, como tem pernas, gostaria de correr a Deus. Mas seu impulso de deslanchar na direção dEle é cego e, algumas vezes, pode tropeçar se não for guiado pela prudência, que tem olhos.” São Padre Pio de Pietrelcina