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  • Cuando llegó el sábado se puso a enseñar en la sinagoga. La multitud, al oírle, quedaba maravillada, y decía: «¿De dónde le viene esto? y ¿qué sabiduría es ésta que le ha sido dada? ¿Y esos milagros hechos por sus manos? (Marcos 6, 2)

  • Y no podía hacer allí ningún milagro, a excepción de unos pocos enfermos a quienes curó imponiéndoles las manos. (Marcos 6, 5)

  • Se enteró el rey Herodes, pues su nombre se había hecho célebre. Algunos decían: «Juan el Bautista ha resucitado de entre los muertos y por eso actúan en él fuerzas milagrosas.» (Marcos 6, 14)

  • recorrieron toda aquella región y comenzaron a traer a los enfermos en camillas adonde oían que él estaba. (Marcos 6, 55)

  • Pero Jesús dijo: «No se lo impidáis, pues no hay nadie que obre un milagro invocando mi nombre y que luego sea capaz de hablar mal de mí. (Marcos 9, 39)

  • porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, (Lucas 1, 48)

  • Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. (Lucas 1, 52)

  • Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, (Lucas 2, 4)

  • En esto, unos hombres trajeron en una camilla a un paralítico y trataban de introducirle, para ponerle delante de él. (Lucas 5, 18)

  • Pero no encontrando por dónde meterle, a causa de la multitud, subieron al terrado, le bajaron con la camilla a través de las tejas, y le pusieron en medio, delante de Jesús. (Lucas 5, 19)

  • Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados, - dijo al paralítico -: "A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa".» (Lucas 5, 24)

  • Y al instante, levantándose delante de ellos, tomó la camilla en que yacía y se fue a su casa, glorificando a Dios. (Lucas 5, 25)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina