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  • Inspeccionó todas las subidas de la ciudad, reconoció las fuentes y las ocupó, dejando en ellas guarniciones de soldados; y él se volvió donde su ejército. (Judit 7, 7)

  • Y dejando el aposento, regresaron a sus puestos. (Judit 8, 36)

  • Y dejando en la ciudad cuanto poseían, huyeron él y sus hijos a las montañas. (I Macabeos 2, 28)

  • Jonatán, dejando a su hermano Simón en la ciudad, salió por la región y fue con una pequeña tropa, (I Macabeos 9, 65)

  • dejando al historiador la tarea de precisar cada suceso y esforzándonos por seguir las normas de un resumen. (II Macabeos 2, 28)

  • Fue, pues, el rey a toda prisa, para poner orden en la situación, dejando como sustituto a Andrónico, uno de los dignatarios. (II Macabeos 4, 31)

  • dejando a los jóvenes un ejemplo noble al morir generosamente con ánimo y nobleza por las leyes venerables y santas.» Habiendo dicho esto, se fue enseguida al suplicio del apaleamiento. (II Macabeos 6, 28)

  • Puso a sus hermanos, Simón, José y Jonatán, al frente de cada cuerpo, dejando a las órdenes de cada uno 1.500 hombres. (II Macabeos 8, 22)

  • Pero no encontraron en aquellos lugares a Timoteo, que al no lograr nada se había ido de allí, dejando con todo en determinado lugar una fortísima guarnición. (II Macabeos 12, 18)

  • Judas, dejando la decisión al Creador del mundo, animó a sus hombres a combatir heroicamente hasta la muerte por la causa de las leyes, el Templo, la ciudad, la patria y las instituciones; y acampó en las cercanías de Modín. (II Macabeos 13, 14)

  • pero al retroceder éstas rápidamente, dejando un hueco, vino él a caer en medio del espacio libre. (II Macabeos 14, 44)

  • Porque el necio dice necedades y su corazón medita el mal, haciendo impiedad y profiriendo contra Yahveh desatinos, dejando vacío el estómago hambriento y privando de bebida al sediento. (Isaías 32, 6)


“Não se desencoraje, pois, se na alma existe o contínuo esforço de melhorar, no final o Senhor a premia fazendo nela florir, de repente, todas as virtudes como num jardim florido.” São Padre Pio de Pietrelcina