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El rey había puesto de vigilancia a la puerta al escudero en cuyo brazo se apoyaba; pero el pueblo le pisoteó en la puerta y murió, según la palabra del hombre de Dios, cuando el rey bajó donde él. (II Reyes 7, 17)
Eliseo dijo a la mujer cuyo hijo había resucitado: «Levántate y vete, tú y tu casa, a residir donde puedas, porque Yahveh ha llamado al hambre y viene ya hacia la tierra por siete años.» (II Reyes 8, 1)
Estaba él contando al rey cómo había resucitado al muerto, cuando llegó la mujer, cuyo hijo había resucitado, para apelar al rey por su casa y su campo y dijo Guejazí: «¡Oh mi señor! Esta es la mujer y éste su hijo, al que resucitó Eliseo.» (II Reyes 8, 5)
Yerajmeel tuvo otra mujer cuyo nombre era Atará, que fue madre de Onam. (I Crónicas 2, 26)
Mosá engendró a Biná, cuyo hijo fue Rafá, cuyo hijo fue Elasá, cuyo hijo fue Asel. (I Crónicas 8, 37)
cuyo corazón está dispuesto a buscar al Dios Yahveh, el Dios de sus padres, aunque no tengan la pureza requerida para las cosas sagradas!» (II Crónicas 30, 19)
Entonces los cabezas de familia de Judá y Benjamín, los sacerdotes y los levitas, todos aquellos cuyo ánimo había movido Dios, se pusieron en marcha para subir a edificar la Casa de Yahveh en Jerusalén; (Esdras 1, 5)
Y entre los sacerdotes: los hijos de Jobayías, los hijos de Haqcós, los hijos de Barzillay - el cual se había casado con una de las hijas de Barzillay el gaaladita, cuyo nombre adoptó -. (Esdras 2, 61)
Que hubo en Jerusalén reyes poderosos, cuyo dominio se extendía sobre toda Transeufratina: se les pagaba impuestos, contribuciones y peaje. (Esdras 4, 20)
y se encontró en Ecbátana, la fortaleza situada en la provincia de los medos, un rollo cuyo tenor era el siguiente: «Memorándum. (Esdras 6, 2)
Y entre los sacerdotes, los hijos de Jobayías, los hijos Haqcós, los hijos de Barzillay - el cual se había casado con una de las hijas de Barzillay el galaadita, cuyo nombre adoptó -. (Nehemías 7, 63)
Jarboná, uno de los eunucos que estaban ante el rey, sugirió: «Precisamente, la horca que Amán había destinado para Mardoqueo, aquel cuyo informe fue tan útil al rey, está preparada en casa de Amán, y tiene cincuenta codos de altura.» Dijo el rey: «¡Colgadle de ella!» (Ester 7, 9)