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  • La amé más que la salud y la hermosura y preferí tenerla a ella más que a la luz, porque la claridad que de ella nace no conoce noche. (Sabiduría 7, 10)

  • ¿Deseas además gran experiencia? Ella conoce el pasado y conjetura el porvenir, sabe interpretar las máximas y resolver los enigmas, conoce de antemano las señales y los prodigios, así como la sucesión de épocas y tiempos. (Sabiduría 8, 8)

  • Contigo está la Sabiduría que conoce tus obras, que estaba presente cuando hacías el mundo, que sabe lo que es agradable a tus ojos, y lo que es conforme a tus mandamientos. (Sabiduría 9, 9)

  • Sus ojos están sobre los que le temen, él conoce todas las obras del hombre. (Eclesiástico 15, 19)

  • Todo hombre prudente conoce la sabiduría, al que la encuentra le da su parabién. (Eclesiástico 18, 28)

  • De lejos se conoce al charlatán, y el hombre reflexivo le adivina los deslices. (Eclesiástico 21, 7)

  • Del consejero guarda tu alma, conoce primero qué necesita - porque en su propio interés dará consejo -, no sea que eche sobre ti la suerte, (Eclesiástico 37, 8)

  • El sondea el abismo y el corazón humano, y sus secretos cálculos penetra. Pues el Altísimo todo saber conoce, y fija sus ojos en las señales de los tiempos. (Eclesiástico 42, 18)

  • Conoce el buey a su dueño, y el asno el pesebre de su amo. Israel no conoce, mi pueblo no discierne.» (Isaías 1, 3)

  • Ay de los que se esconden de Yahveh para ocultar sus planes, y ejecutan sus obras en las tienieblas, y dicen: «¿Quién nos ve, quién nos conoce?» (Isaías 29, 15)

  • Camino de paz no conocen, y derecho no hay en sus pasos. Tuercen sus caminos para provecho propio, ninguno de los que por ellos pasan conoce la paz. (Isaías 59, 8)

  • Porque tú eres nuestro Padre, que Abraham no nos conoce, ni Israel nos recuerda. Tú, Yahveh, eres nuestro Padre, tu nombre es «El que nos rescata» desde siempre. (Isaías 63, 16)


“Nunca vá se deitar sem antes examinar a sua consciência sobre o dia que passou. Enderece todos os seus pensamentos a Deus, consagre-lhe todo o seu ser e também todos os seus irmãos. Ofereça à glória de Deus o repouso que você vai iniciar e não esqueça do seu Anjo da Guarda que está sempre com você.” São Padre Pio de Pietrelcina