pronađen 118 Rezultati za: amar al prójimo

  • Hasta que no recibe, besa las manos de su prójimo, y ante su dinero humilla la voz; pero al tiempo de la restitución da largas, responde con palabras negligentes y echa la culpa a las circustancias. (Eclesiástico 29, 5)

  • El hombre bueno sale fiador de su prójimo, el que ha perdido la vergüenza, lo deja abandonado. (Eclesiástico 29, 14)

  • Acoge al prójimo según tus recursos, y cuida de no caer tú mismo. (Eclesiástico 29, 20)

  • Juzga al prójimo como a ti mismo, y en todo asunto actúa con reflexión. (Eclesiástico 31, 15)

  • En banquete no reproches a tu prójimo, no le desprecies cuando está contento, palabra injuriosa no le digas ni le molestes reclamándole dinero. (Eclesiástico 31, 31)

  • Mata a su prójimo quien le arrebata su sustento, vierte sangre quien quita el jornal al jornalero. (Eclesiástico 34, 22)

  • Se empavorecen, angustias y apuros les sobrecogen, cual parturienta se duelen. Cada cual se asusta de su prójimo. Son los suyos rostros llameantes. (Isaías 13, 8)

  • En cuanto a los extranjeros adheridos a Yahveh para su ministerio, para amar el nombre de Yahveh, y para ser sus siervos, a todo aquel que guarda el sábado sin profanarle y a los que se mantienen firmes en mi alianza, (Isaías 56, 6)

  • Son caballos lustrosos y vagabundos: cada cual relincha por la mujer de su prójimo. (Jeremías 5, 8)

  • Por tanto, así dice Yahveh: Mirad que pongo a este pueblo tropiezos y tropezarán en ellos padres e hijos a una, el vecino y su prójimo perecerán. (Jeremías 6, 21)

  • ¡Que cada cual se guarde de su prójimo!, ¡desconfiad de cualquier hermano!, porque todo hermano pone la zancadilla, y todo prójimo propala la calumnia. (Jeremías 9, 3)

  • Su lengua es saeta mortífera, las palabras de su boca, embusteras. Se saluda al prójimo, pero por dentro se le pone celada. (Jeremías 9, 7)


Por que a tentação passada deixa na alma uma certa perturbação? perguntou um penitente a Padre Pio. Ele respondeu: “Você já presenciou um tremor de terra? Quando tudo estremece a sua volta, você também é sacudido; no entanto, não necessariamente fica enterrado nos destroços!” São Padre Pio de Pietrelcina