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  • Rociará con sangre de la víctima el lateral del altar, y el resto de la sangre será exprimida al pie del altar. Es un sacrificio por el pecado. (Levítico 5, 9)

  • Todo cuanto toque esta carne quedará consagrado y, si su sangre salpica los vestidos, lavarás en lugar santo la parte salpicada. (Levítico 6, 20)

  • Pero no se comerá ninguna víctima ofrecida por el pecado, cuya sangre haya sido introducida en la Tienda del Encuentro para hacer la expiación en el Santuario: será consumida por el fuego. (Levítico 6, 23)

  • En el lugar donde inmolan el holocausto inmolarán la víctima de reparación, y su sangre se derramará sobre todos los lados del altar. (Levítico 7, 2)

  • Se reservará una pieza de cada clase como ofrenda reservada a Yahveh y corresponderá al sacerdote que derrama la sangre del sacrificio de comunión. (Levítico 7, 14)

  • Tampoco comeréis sangre, ni de ave ni de animal, en ninguno de los lugares en que habitaréis. (Levítico 7, 26)

  • Todo el que coma cualquier clase de sangre, ése será exterminado de su parentela. (Levítico 7, 27)

  • Esta pierna derecha pertenecerá a aquel de los hijos de Aarón que haya ofrecido la sangre y el sebo de los sacrificios de comunión. (Levítico 7, 33)

  • Moisés lo inmoló. Tomó la sangre y mojó con su dedo los cuernos del altar, todo en derredor, para purificarlo. Después derramó la sangre al pie del altar; de esta manera lo consagró haciendo por él la expiación. (Levítico 8, 15)

  • Moisés lo inmoló y roció con la sangre todos los lados del altar. (Levítico 8, 19)

  • Moisés lo inmoló, y, tomando su sangre, mojó el lóbulo de la oreja derecha de Aarón, el pulgar de su mano derecha de Aarón, el pulgar de su mano derecha y el de su pie derecho. (Levítico 8, 23)

  • Después Moisés hizo que se acercaran los hijos de Aarón, les untó con la sangre el lóbulo de la oreja derecha, el pulgar de su mano derecha y el de su pie derecho; y derramó la sangre sobre el altar, todo en derredor. (Levítico 8, 24)


“O santo silêncio nos permite ouvir mais claramente a voz de Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina