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  • Oración del profeta Habacuc, en el tono de las lamentaciones. (Habacuc 3, 1)

  • El año segundo del rey Darío, el día uno del sexto mes, fue dirigida la palabra de Yahveh, por medio del profeta Ageo, a Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, ya a Josué, hijo de Yehosadaq, sumo sacerdote, en estos términos: (Ageo 1, 1)

  • (Fue, pues, dirigida la palabra de Yahveh, por medio del profeta Ageo, en estos términos:) (Ageo 1, 3)

  • El año segundo del rey Darío, el día veintiuno del séptimo mes, fue dirigida la palabra de Yahveh, por medio del profeta Ageo, en estos términos: (Ageo 2, 1)

  • El día vienticuatro del noveno mes, el año segundo de Darío, fue dirigida la palabra de Yahveh al profeta Ageo en estos términos: (Ageo 2, 10)

  • En el octavo mes del año segundo de Darío fue dirigida la palabra de Yahveh al profeta Zacarías (hijo de Berekías), hijo de Iddó, en estos términos: (Zacarías 1, 1)

  • El día veinticuatro del undécimo mes (que es el mes de Sebat), el año segundo de Darío, fue dirigida la palabra de Yahveh al profeta Zacarías (hijo de (Berekías), hijo de Iddó, en estos términos: (Zacarías 1, 7)

  • sino que dirán cada uno: «¡Yo no soy profeta; soy un campesino, pues la tierra es mi ocupación desde mi juventud!» (Zacarías 13, 5)

  • He aquí que yo os envío al profeta Elías antes que llegue el Día de Yahveh, grande y terrible. (Malaquías 3, 23)

  • Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta: (Mateo 1, 22)

  • Ellos le dijeron: «En Belén de Judea, porque así está escrito por medio del profeta: (Mateo 2, 5)

  • y estuvo allí hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliera el oráculo del Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo. (Mateo 2, 15)


“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina