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Pues así dice Yahveh, el Dios de Israel, tocante a los pastores que apacientan a mi pueblo: Vosotros habéis dispersado las ovejas mías, las empujasteis y no las atendisteis. Mirad que voy a pasaros revista por vuestras malas obras - oráculo de Yahveh -. (Jeremías 23, 2)
Y pondré al frente de ellas pastores que las apacienten, y nunca más estarán medrosas ni asustadas, ni faltará ninguna - oráculo de Yahveh -. (Jeremías 23, 4)
Ululad, pastores, y clamad; revolcaos, mayorales, porque se han cumplido vuestros días para la matanza, y caeréis como objetos escogidos. (Jeremías 25, 34)
No habrá evasión para los pastores ni escapatoria para los mayorales. (Jeremías 25, 35)
Se oye el grito de los pastores, el ulular de los mayorales, porque devasta Yahveh su pastizal, (Jeremías 25, 36)
Así dice Yahveh Sebaot: Aún habrá en este lugar abandonado de hombres y ganados y en todas sus ciudades, dehesa de pastores que hagan acostarse a las ovejas: (Jeremías 33, 12)
Ovejas perdidas era mi pueblo. Sus pastores las descarriaron, extraviándolas por los montes. De monte en collado andaban, olvidaron su aprisco. (Jeremías 50, 6)
Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel, profetiza. Dirás a los pastores: Así dice el Señor Yahveh: ¡Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos! ¿No deben los pastores apacentar el rebaño? (Ezequiel 34, 2)
Por eso, pastores, escuchad la palabra de Yahveh: (Ezequiel 34, 7)
Por mi vida, oráculo del Señor Yahveh, lo juro: Porque mi rebaño ha sido expuesto al pillaje y se ha hecho pasto de todas las fieras del campo por falta de pastor, porque mis pastores no se ocupan de mi rebaño, porque ellos, los pastores, se apacientan a sí mismos y no apacientan mi rebaño; (Ezequiel 34, 8)
por eso, pastores, escuchad la palabra de Yahveh. (Ezequiel 34, 9)
Así dice el Señor Yahveh: Aquí estoy yo contra los pastores: reclamaré mi rebaño de sus manos y les quitaré de apacentar mi rebaño. Así los pastores no volverán a apacentarse a sí mismos. Yo arrancaré mis ovejas de su boca, y no serán más su presa. (Ezequiel 34, 10)