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  • Mas nosotros, hermanos, separados de vosotros por breve tiempo - físicamente, mas no con el corazón - ansiábamos con ardiente deseo ver vuestro rostro. (I Tesalonicenses 2, 17)

  • Nosotros, en cambio, debemos dar gracias en todo tiempo a Dios por vosotros, hermanos, amados del Señor, porque Dios os ha escogido desde el principio para la salvación mediante la acción santificadora del Espíritu y la fe en la verdad. (II Tesalonicenses 2, 13)

  • Rechaza, en cambio, las fábulas profanas y los cuentos de viejas. Ejercítate en la piedad. (I Timoteo 4, 7)

  • Los ejercicios corporales sirven para poco; en cambio la piedad es provechosa para todo, pues tiene la promesa de la vida, de la presente y de la futura. (I Timoteo 4, 8)

  • Que nadie menosprecie tu juventud. Procura, en cambio, ser para los creyentes modelo en la palabra, en el comportamiento, en la caridad, en la fe, en la pureza. (I Timoteo 4, 12)

  • La que, en cambio, está entregada a los placeres aunque viva, está muerta. (I Timoteo 5, 6)

  • Descarta, en cambio, a las viudas jóvenes, porque cuando les asaltan los placeres contrarios a Cristo, quieren casarse (I Timoteo 5, 11)

  • Los pecados de algunas personas son notorios aun antes de que sean investigados; en cambio los de otras, lo son solamente después. (I Timoteo 5, 24)

  • Tú, en cambio, hombre de Dios, huye de estas cosas; corre al alcance de la justicia, de la piedad, de la fe, de la caridad, de la paciencia en el sufrimiento, de la dulzura. (I Timoteo 6, 11)

  • Tú, en cambio, me has seguido asiduamente en mis enseñanzas, conducta, planes, fe, paciencia, caridad, constancia, (II Timoteo 3, 10)

  • En cambio los malos y embaucadores irán de mal en peor, serán seductores y a la vez seducidos. (II Timoteo 3, 13)

  • Tú, en cambio, persevera en lo que aprendiste y en lo que creíste, teniendo presente de quiénes lo aprendiste, (II Timoteo 3, 14)


“A ingenuidade e’ uma virtude, mas apenas ate certo ponto; ela deve sempre ser acompanhada da prudência. A astúcia e a safadeza, por outro lado, são diabólicas e podem causar muito mal.” São Padre Pio de Pietrelcina