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  • Entonces él ordenó a la multitud que se sentara en el suelo, después tomó los siete panes, dio gracias, los partió y los fue entregando a sus discípulos para que los distribuyeran. Ellos los repartieron entre la multitud. (Marcos 8, 6)

  • Comieron hasta saciarse y todavía se recogieron siete canastas con lo que había sobrado. (Marcos 8, 8)

  • «Y cuando repartí siete panes entre cuatro mil personas, ¿cuántas canastas llenas de trozos recogieron?». Ellos le respondieron: «Siete». (Marcos 8, 20)

  • Ahora bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin tener hijos. (Marcos 12, 20)

  • y así ninguno de los siete dejó descendencia. Después de todos ellos, murió la mujer. (Marcos 12, 22)

  • Cuando resuciten los muertos, ¿de quién será esposa, ya que los siete la tuvieron por mujer?». (Marcos 12, 23)

  • Jesús, que había resucitado a la mañana del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, aquella de quien había echado siete demonios. (Marcos 16, 9)

  • Había también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya entrada en años, que, casada en su juventud, había vivido siete años con su marido. (Lucas 2, 36)

  • y también algunas mujeres que habían sido curadas de malos espíritus y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; (Lucas 8, 2)

  • Entonces va a buscar a otros siete espíritus peores que él; entran y se instalan allí. Y al final, ese hombre se encuentra peor que al principio». (Lucas 11, 26)

  • Y si peca siete veces al día contra ti, y otras tantas vuelve a ti, diciendo: "Me arrepiento", perdónalo». (Lucas 17, 4)

  • Ahora bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin tener hijos. (Lucas 20, 29)


“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina