pronađen 16 Rezultati za: retirada

  • Pero ustedes no se detengan: persigan a sus enemigos y córtenles la retirada, para impedirles que entren en sus ciudades. Porque el Señor se los ha entregado". (Josué 10, 19)

  • Abimélec lo persiguió: Gaal emprendió la retirada y muchos cayeron muertos antes de llegar a la puerta de la ciudad. (Jueces 9, 40)

  • Y cuando informaron a Saúl que David había entrado en Queilá, pensó: "Dios lo ha entregado en mis manos. Porque él mismo se ha cortado la retirada, metiéndose en una ciudad con puertas y cerrojos". (I Samuel 23, 7)

  • Después de él, Eleazar, hijo de Dodó, el ajojita, uno de los Tres Valientes. Este estaba con David en Pas Damím, donde los filisteos se habían concentrado para el combate. Los hombres de Israel emprendieron la retirada, (II Samuel 23, 9)

  • Cuando llegues, busca allí a Jehú, hijo de Josafat, hijo de Nimsí. Luego entra, sácalo de en medio de sus camaradas y llévalo a la habitación más retirada. (II Reyes 9, 2)

  • Ustedes y todos los habitantes del territorio de Israel los perseguirán, exterminándolos en su retirada. (Judit 14, 4)

  • Diste a tus fieles la señal de retirada, para que huyeran de los arqueros. Pausa (Salmos 60, 6)

  • Pero los judíos, al ver el poderío del rey y el empuje de sus tropas, emprendieron la retirada. (I Macabeos 6, 47)

  • Ambos reyes entablaron batalla, y el ejército de Alejandro emprendió la retirada. Demetrio los persiguió y se impuso sobre ellos. (I Macabeos 10, 49)

  • Sus perseguidores, viendo que estaban resueltos a jugarse la vida, emprendieron la retirada. (I Macabeos 12, 51)

  • En efecto, después de haber entrado en la ciudad llamada Persépolis, intentó saquear el templo y apoderarse de la ciudad. Pero el pueblo se amotinó y se defendió con las armas. Antíoco, derrotado por la gente del país, tuvo que emprender una vergonzosa retirada. (II Macabeos 9, 2)

  • Enfurecido a causa de esto, pensaba desquitarse con los judíos de la afrenta que le habían inferido los que le obligaron a emprender la retirada. Entonces ordenó al auriga que condujera el carro sin parar hasta el fin del trayecto. Pero, en realidad, ya era inminente el juicio del Cielo porque él había dicho lleno de arrogancia: "Al llegar allí, haré de Jerusalén un cementerio de judíos". (II Macabeos 9, 4)


“O Anjo de Deus não nos abandona jamais.” São Padre Pio de Pietrelcina