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  • los cortinados del atrio, las columnas con sus bases, el cortinado para la entrada del atrio, sus varillas, sus estacas, y todos los utensilios para el culto de la Morada, o sea, la Carpa del Encuentro; (Exodo 39, 40)

  • Delante del Arca del Testimonio pondrás el altar de oro para el incienso, y a la entrada de la Morada colgarás la cortina. (Exodo 40, 5)

  • Después pondrás el altar de los holocaustos delante de la entrada de la Morada; (Exodo 40, 6)

  • Levantarás el atrio alrededor, y a su entrada colgarás el cortinado correspondiente. (Exodo 40, 8)

  • Después harás que Aarón y sus hijos se acerquen a la entrada de la Carpa del Encuentro y los lavarás con agua. (Exodo 40, 12)

  • A la entrada de la Morada colgó la cortina, (Exodo 40, 28)

  • y delante de la entrada de la Carpa del Encuentro puso el altar de los holocaustos, sobre el cual ofreció el holocausto y la oblación, conforme a la orden del Señor. (Exodo 40, 29)

  • Finalmente, levantó el atrio alrededor de la Morada y del altar, y colgó el cortinado a la entrada del atrio. De esta manera Moisés dio por terminado el trabajo. (Exodo 40, 33)

  • Si su ofrenda es un holocausto de ganado mayor, deberá presentar un animal macho y sin ningún defecto. Lo llevará a la entrada de la Carpa del Encuentro, para que sea aceptado por el Señor, (Levítico 1, 3)

  • Luego inmolará el novillo en la presencia del Señor, y los hijos de Aarón, los sacerdotes, ofrecerán la sangre y la derramarán sobre todos los costados del altar que está a la entrada de la Carpa del Encuentro. (Levítico 1, 5)

  • Impondrá su mano sobre la cabeza de la víctima, la inmolará a la entrada de la Carpa del Encuentro, y luego los hijos de Aarón, los sacerdotes, rociarán con su sangre todos los costados del altar. (Levítico 3, 2)

  • Llevará el novillo a la entrada de la Carpa del Encuentro, impondrá su mano sobre la cabeza del mismo, y lo inmolará delante del Señor. (Levítico 4, 4)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina