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  • y dos bueyes, cinco carneros, cinco chivos y cinco corderos de un año para un sacrificio de comunión. Esta fue la ofrenda de Ajiézer, hijo de Amisadai. (Números 7, 71)

  • y dos bueyes, cinco carneros, cinco chivos y cinco corderos de un año para un sacrificio de comunión. Esta fue la ofrenda de Paguiel, hijo de Ocrán. (Números 7, 77)

  • y dos bueyes, cinco carneros, cinco chivos y cinco corderos de un año para un sacrificio de comunión. Esta fue la ofrenda de Ajirá, hijo de Enán. (Números 7, 83)

  • Los harás rescatar dentro del mes de su nacimiento, tomando como precio por el rescate cinco siclos -en siclos del Santuario- que equivalen a veinte gueras. (Números 18, 16)

  • Además de otras víctimas, mataron a los cinco reyes de Madián: Eví, Réquem, Sur, Jur y Reba. También pasaron al filo de la espada a Balaam, hijo de Beor. (Números 31, 8)

  • Él escogió unos cinco mil hombres para tender una emboscada entre Betel y Ai, al oeste de Ai. (Josué 8, 12)

  • Una vez reunidos, los cinco reyes amorreos -los reyes de Jerusalén, de Hebrón, de Iarmut, de Laquís y de Eglón- marcharon con sus tropas, acamparon frente a Gabaón, y se dispusieron a atacarla. (Josué 10, 5)

  • Aquellos cinco reyes, por su parte, habían logrado escapar, refugiándose en una caverna, cerca de Maquedá. (Josué 10, 16)

  • Cuando se notificó a Josué que habían encontrado a los cinco reyes escondidos en esa caverna, (Josué 10, 17)

  • Entonces Josué dijo: "Despejen la abertura de la caverna, hagan salir a esos cinco reyes, y tráiganlos aquí". (Josué 10, 22)

  • Así lo hicieron: sacaron de la caverna a los cinco reyes -los reyes de Jerusalén, de Hebrón, de Iarmut, de Laquís y de Eglón- (Josué 10, 23)

  • Después de esto, Josué los mandó matar y los hizo colgar de cinco árboles. Allí quedaron suspendidos hasta la tarde, (Josué 10, 26)


“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina