pronađen 231 Rezultati za: amistad de Jonatán

  • Porque, ¡por la vida del Señor, el salvador de Israel!, aunque se trate de mi hijo Jonatán, morirá seguramente". Pero nadie le respondió nada. (I Samuel 14, 39)

  • Saúl dijo a todo Israel: "Ustedes se quedarán de un lado, y yo y mi hijo Jonatán del otro". El pueblo dijo a Saúl: "Obra como mejor te parezca". (I Samuel 14, 40)

  • Saúl dijo al Señor: "Dios de Israel, danos una respuesta exacta". La suerte cayó sobre Saúl y Jonatán, mientras que el pueblo quedó libre. (I Samuel 14, 41)

  • "Ahora, añadió Saúl, echen la suerte entre mi hijo Jonatán y yo". Y la suerte cayó sobre Jonatán. (I Samuel 14, 42)

  • Saúl dijo a Jonatán: "Cuéntame lo que has hecho". Él le respondió: "Simplemente, he probado un poco de miel con la punta del bastón que tenía en la mano. Aquí estoy dispuesto a morir". (I Samuel 14, 43)

  • Saúl dijo: "¡Que Dios me castigue, si tú no mueres, Jonatán!". (I Samuel 14, 44)

  • Pero el pueblo replicó a Saúl: "¡Cómo va a morir Jonatán, que ha obtenido esta gran victoria en Israel! ¡De ninguna manera! ¡Por la vida del Señor, no caerá por tierra ni un solo cabello de su cabeza, porque él ha actuado hoy con la ayuda de Dios!". Así el pueblo libró a Jonatán, y él no murió. (I Samuel 14, 45)

  • Sus hijos fueron Jonatán, Isví y Malquisúa. Sus dos hijas se llamaban, la mayor Merab y la menor Mical. (I Samuel 14, 49)

  • Apenas David terminó de hablar con Saúl, Jonatán se encariñó con él y llegó a quererlo como a sí mismo. (I Samuel 18, 1)

  • Y Jonatán hizo un pacto con David, porque lo amaba como a sí mismo. (I Samuel 18, 3)

  • Saúl habló a su hijo Jonatán y a todos sus servidores de su proyecto de matar a David. Pero Jonatán, hijo de Saúl, quería mucho a David, (I Samuel 19, 1)

  • Jonatán habló a su padre Saúl en favor de David, y le dijo: "Que el rey no peque contra su servidor David, ya que él no ha pecado contra ti. Al contrario, sus acciones te reportan grandes beneficios. (I Samuel 19, 4)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina